Las empresas de servicios energéticos (ESE) se basan en un modelo que beneficia a todos. Sus clientes, desde grandes edificios públicos a pequeñas comunidades de vecinos, ahorran energía a partir de unas medidas, cuya inversión asume la ESE, y ésta cobra en función del ahorro conseguido. La reducción del consumo energético se estima en un mínimo del 20%, que puede superar el 40% en función del estado de las instalaciones, según datos de la Asociación de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE), que cifra el potencial de este sector en España en mil millones de euros.
Empresas de servicios energéticos (ESE): cómo ayudan a ahorrar
España necesita mejorar su eficiencia energética. No es cuestión de apagar la luz o tener menos horas la calefacción encendida, sino de mantener el mismo confort con menos consumo de energía. Además de ahorrar dinero o mejorar el medio ambiente, se podrán alcanzar los planes marcados en Europa. La Directiva comunitaria «triple veinte» señala que los Estados miembros utilicen un 20% de energías renovables, aumenten su eficiencia energética en un 20% y reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 20% en 2020.
Se pueden lograr ahorros de un 20%, como mínimo, aunque es posible superar esta cifra de manera amplia
Para alcanzar estos objetivos, las ESE pueden ayudar mucho. La Unión Europea define estas empresas como una persona física o jurídica que proporciona servicios energéticos o de mejora de la eficiencia energética en las instalaciones o locales de un usuario y afronta cierto grado de riesgo económico al hacerlo. El pago de los servicios prestados se basará (en parte o totalmente) en la obtención de mejoras de la eficiencia energética y en el cumplimiento de los demás requisitos de rendimiento convenidos.
Un caso práctico: una comunidad de vecinos quiere reducir su consumo de energía y contrata a una ESE. Sus responsables harán una auditoría para analizar qué mejoras se pueden acometer en las instalaciones, cuánto costarán y en cuánto tiempo se recuperará la inversión. Para ello, la ESE acometerá las medidas que considere necesarias en las instalaciones de iluminación, en la caldera, el aislamiento, colocará sistemas de energía renovable, etc., y calculará el ahorro con respecto a lo que el cliente gastaba en consumo de energía. Sus ingresos se obtendrán de ese ahorro energético que se logre con la implantación de las medidas. La ESE firmará un contrato de mantenimiento durante unos años, que le permitirá estar alerta de que el rendimiento es el señalado para garantizar el cumplimiento del contrato.
Las mejoras que se pueden conseguir son importantes. Según ANESE, España tiene un potencial de negocio de mil millones de euros en servicios energéticos. Si se hace una correcta renovación de instalaciones de edificios, como climatización, iluminación o alumbrado público, y se utilizan energías renovables, como la solar térmica y la biomasa para producir calor, se lograrían ahorros como mínimo de un 20%, aunque es posible superar de manera amplia esta cifra en función de las instalaciones.
Qué saber para contratar una buena ESE
El gran potencial de las ESE radica en sectores con grandes consumos de energía, tanto públicos como privados: hospitales, oficinas, hoteles o instalaciones industriales de alimentación y consumo. No obstante, los consumidores particulares también tienen posibilidades en cuanto a mejora de la eficiencia. Por ello, algunas ESE trabajan para grandes empresas e instituciones y otras para comunidades de vecinos o proyectos más pequeños.
España tiene un potencial de negocio de mil millones de euros en servicios energéticosLos modelos de negocio de las ESE son diversos. En España, según ANESE, se promociona que la ESE acometa la inversión al completo o en parte, o bien que ayude al cliente a buscar financiación, subvenciones, etc.
El Instituto de Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) cuenta con varias ayudas económicas para cambiar determinados sistemas que contribuyan a mejorar la eficiencia energética de los edificios, como Biomcasa, para sustituir calderas antiguas por otras de biomasa, Solcasa, para instalar energía solar térmica en edificios, y Geotcasa, para instalaciones geotérmicas.
Para contratar una ESE, la web del IDAE muestra una lista de las mismas de ámbito nacional. Todas ellas han tenido que declarar un cierto nivel de experiencia y estructura. ANESE dispone también de un listado de las páginas web de sus socios, que informan con aplicaciones reales.
Desafíos de las ESE en España
La situación actual de crisis económica es una gran oportunidad para este mercado de las ESE, gracias al ahorro que consiguen, pero también un desafío. Las entidades bancarias son reacias en la actualidad a conceder préstamos y las ESE no son una excepción. No obstante, entre las veinte medidas del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética aprobado en marzo por el Gobierno se contempla una línea ICO de 600 millones de euros enfocada a servicios energéticos y biomasa. En este caso, el ICO asumiría el 100% del riesgo, aunque aún está en proceso de definición.
La oportunidad de negocio en estos momentos puede favorecer el desarrollo de empresas que aseguren ser ESE, sin cumplir los requisitos exigibles. Al igual que con cualquier otro producto o servicio, los consumidores tienen que asesorarse antes de contratar cualquier propuesta. Los citados IDAE y ANESE son dos buenos puntos de arranque.
Modelos internacionales de ESE
Los tipos de servicios energéticos son diversos y se adaptan a las condiciones específicas de cada país. El modelo más puro, donde el contratista cobra por el ahorro, se empezó a utilizar hace unos 20 años en EE.UU., en su mayoría por el Gobierno para sus propias instalaciones. En la actualidad, mueven un negocio de unos 5.000 millones de euros.
En Alemania desarrollan desde hace 14 años y de manera intensiva proyectos de ahorro energético mediante el modelo de contrato EPC (Energy Performance Contract), con un negocio sostenible de unos 2.000 millones de euros. Entre ellas, destaca la BEA (Berlin Energy Agentur). Sus responsables han logrado más de mil proyectos en 15 años y consiguen objetivos de ahorros medios del 35%. Además del ahorro de energía, integran en casi todos sus proyectos el ahorro de agua.
Francia ha desarrollado otro modelo, denominado ESC (Energy Supply Contract), donde se comprometen medidas de ahorro, pero se incluye también el suministro de energía. En el país galo la cifra de negocio se mueve en torno a los 3.000 millones de euros, incluida la parte de venta propia de energía.