Investigadores de la Universidad Concordia de Montreal (Canadá) han elaborado un estudio en el que aseguran que las tecnologías más contaminantes están aún por desarrollarse. Los autores del informe recopilaron datos de emisiones de plantas eléctricas, vehículos de motor y otras generadas por la industria, los negocios, los hogares y el transporte, con el fin de estimar sus efectos sobre la atmósfera. Sin embargo, no tuvieron en cuenta las industrias que fabrican motores, las refinerías de petróleo, las redes de autovías con gasolineras u otras infraestructuras que promueven el uso de tecnologías que emiten dióxido de carbono. Los resultados de la investigación les han llevado a concluir que las fuentes de emisiones más contaminantes aún no se han desarrollado.
La infraestructura energética mundial emitirá unas 496 gigatoneladas de dióxido de carbono en los próximos 50 años. Si estos niveles de emisiones mantienen su cota de desarrollo, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera se podrían estabilizar hasta por debajo de las 430 partes por millón, lo que supondría que la temperatura media global suba sólo 1,3 grados por encima de las medidas de temperatura anteriores a la era industrial.
Los científicos afirman que estos datos evitarían muchos de los impactos del cambio climático que los expertos predicen debido a la subida de la temperatura en dos grados centígrados y a un incremento de los niveles de dióxido por encima de 450 partes por millón. Sin embargo, estos descubrimientos corroboran la dificultad que conlleva alcanzar este objetivo, ya que para conseguirlo primero hay que prescindir de las tecnologías que emiten dióxido de carbono y, para ello, hacen falta décadas de duro trabajo.
Una posible solución sería conseguir utilizar 30 teravatios de energía procedentes de fuentes neutrales de carbono. De esta manera, se podría mantener el crecimiento económico y evitar el umbral máximo de dos grados que podría provocar los principales cambios climáticos.