¿Es posible vivir en una ciudad cero residuos?

Si no se toman medidas, se prevé que la generación de residuos sólidos urbanos aumentará de 2.300 millones de toneladas en 2023 a 3.800 en 2050
Por Beatriz Portinari 11 de octubre de 2024
papeleras para separar residuos
Imagen: Simão Moreira
La imagen de pueblos y municipios donde los vertederos o incineradoras ya no son necesarios, donde los vecinos aprenden a reparar sus propios objetos y compostar los restos orgánicos, todo es reutilizable, pueden comprar a granel en tiendas de alimentación y se han olvidado del concepto de usar y tirar, forma parte de un movimiento que va más allá de políticas municipales que impulsan tasas elevadas de recogida selectiva de residuos. Sí, separar la basura en distintos contenedores está bien y la recogida selectiva y efectiva de desechos cumple con la Directiva Marco de Residuos de la Unión Europea (2018/851), que en España toma forma en la Ley 7/2022. Pero ¿es posible ir más allá?

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Ciudad Residuo Cero: basura en su mínima expresión

“Podríamos definir el movimiento ‘residuo cero’ como diseñar y gestionar productos y procesos para reducir la cantidad y la toxicidad de los residuos, conservar y recuperar todos los recursos, y no quemarlos ni enterrarlos. A veces se puede confundir con el vertido cero, que permite incinerar, pero es contrario a esta filosofía”, describe Marian Lorenzo Quintela, consultora y auditora especializada en residuo cero y compostaje descentralizado que, a través de la organización Amigos de la Tierra, participa en las auditorías a las poblaciones que aspiran a obtener el certificado de Ciudad Residuo Cero, que otorga la organización no gubernamental Zero Waste Europe (ZWE).

Esta organización con sede en Bruselas es la única que actualmente establece un criterio estricto y unificado para certificar las ciudades europeas que generan cero residuos o los reducen a su mínima expresión. “No importa si generan un 7 % o un 70 % de residuos, siempre hay margen de mejora”, afirman.

Fuera de Europa, existen iniciativas internacionales desde Kamikatsu y Osaki (Japón), pioneros en su ‘Declaración de Basura Cero’ hace 20 años, a San Francisco, que desde 2002 se propuso y consiguió reducir los restos generados en la ciudad en más de un 80 %. Muchas de estas propuestas se reúnen en el movimiento Global Alliance for Incinerator Alternatives (GAIA).

La importancia de reducir residuos

¿Por qué es tan importante reducir nuestros residuos? Según el informe ‘Perspectiva Mundial de la Gestión de Residuos 2024’, del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se prevé que la generación de residuos sólidos urbanos aumente de 2.300 millones de toneladas en 2023 a 3.800 millones de toneladas en 2050.

“Los desechos no recogidos y mal eliminados tienen un impacto significativo en la salud pública. El coste de abordar ese impacto es mucho más elevado que el de elaborar y hacer funcionar sistemas sencillos y adecuados de gestión de desechos”, explica en un informe sobre la gestión de residuos Silpa Kaza, especialista en desarrollo urbano del Banco Mundial. “Si no se adoptan medidas urgentes, para 2050 los desechos a nivel mundial crecerán un 70 % con respecto a los niveles actuales”, concluye esta institución.

♻️​ Requisitos para conseguir ser cero residuos

Ahora bien, conviene tener en cuenta que el viaje a la utopía del residuo cero exige, por una parte, un cambio de mentalidad de todos los agentes y, por otra, un alto coste para implementar nuevas tecnologías y procesos que permitan alcanzar este hito.

Zero Waste propone que las ciudades deben cumplir con 50 criterios, entre obligatorios y optativos, siempre con el objetivo final de reducir la generación de residuos. En España hay 90 localidades que están dando los primeros pasos en esta dirección, con propuestas y medidas concretas y que forman parte de las cerca de 450 ciudades europeas que siguen este camino.

“Lo que tenemos que hacer en Europa es tan necesario como sin precedentes; cambiando la forma en que producimos y consumimos para reducir radicalmente nuestras emisiones al mismo tiempo que aumentamos nuestra calidad de vida y la resiliencia de nuestras comunidades. Los próximos 10 años sentarán las bases para lograr una nueva economía que sea local, descarbonizada y resiliente. El objetivo no es solo dejar de ser una carga para nuestro planeta; es reponerlo con vida y recursos”, reflexiona Joan Marc Simon, director general de Zero Waste Europe.

Jerarquía del residuo cero: mejores y peores prácticas

Un paso importante para reducir la basura es la llamada jerarquía del residuo cero, diseñada por la organización y más exigente que la clasificación europea. Identifica los residuos desde un uso idóneo hasta uno inaceptable, prestando especial atención a la preservación de materiales de alta calidad y el tratamiento de desechos residuales, que situaría las mejores prácticas en la parte superior de la pirámide invertida y las peores prácticas en la parte inferior de esta escala.

jerarquía resodups
Imagen: EROSKI Consumer

🔻 Rechazar / rediseñar

Se propone un cambio de mentalidad entre los ciudadanos, para que se rechace lo superfluo, el gasto innecesario, el consumismo y la sobreexplotación de recursos limitados. El objetivo sería crear y rediseñar los modelos de negocio y consumo orientados hacia la reutilización, reaprovechamiento de materiales y reducción del desperdicio.

🔻Reducir / reutilizar

El camino hacia las ciudades residuo cero empieza por una reducción de la huella ecológica y de la toxicidad de cada producto que utilizamos en el día a día. De esta forma se fomenta el uso de aquellos productos que cuando terminan su vida útil pueden ser utilizados de nuevo para la misma función. Por ejemplo, los frascos de vidrio que inicialmente contenían algún alimento o bebida y podrían ser utilizados de nuevo con calidad alimentaria.

🔻 Preparación para la reutilización

No todo el mundo sabe arreglar su propia ropa o restaurar sus propios muebles de madera o tiene nociones básicas de electrónica para reparar electrodomésticos, pero todo esto se puede aprender. Y cada vez existen más talleres impartidos por asociaciones para fomentar esa reutilización.

Además, se deben tomar medidas que permitan el reacondicionamiento, limpieza y reparación de productos desechados por los hogares, que pueden tener una segunda vida y entrar en la economía circular.

🔻 Reciclaje / compostaje / digestión anaeróbica

Se consideran materiales de alta calidad aquellos que se pueden obtener gracias al tratamiento de los mismos, como los residuos orgánicos —restos de alimentos y de jardinería— que se convierten en fertilizantes o incluso biogás.

El compostaje, que puede ser comunitario, municipal o doméstico, es un proceso de descomposición natural de los restos orgánicos, gracias a los organismos que se encargan de convertir estos residuos en fertilizante para el cultivo.

La digestión anaeróbica, en cambio, se produce en ausencia de oxígeno, en tanques cerrados y bajo estricto control de las bacterias destinadas a la descomposición orgánica, y puede llevar a la producción de biogás empleado en la generación de energía.

🔻 Recuperación de materiales y químicos

Los tratamientos mecánico-biológicos (TMB) consisten en una combinación de tratamientos de residuos que proceden de la fracción “resto”, pero contienen suficiente materia orgánica aprovechable. Este tipo de tratamiento mecánico permite extraer materiales de los residuos mixtos para reciclar de forma más eficaz y sostenible.

El reciclaje químico solo debería destinarse a plásticos degradados o contaminados, de forma que los otros plásticos reutilizables sean reciclados de forma mecánica.

🔻 Gestión de residuos no reciclables

En todo municipio se genera un porcentaje menor de residuos mezclados que no se pueden reciclar. Si no se pueden separar y recuperar correctamente, lo idóneo sería garantizar su estabilización biológica (comprobar que no sean altamente contaminantes) antes de que sean depositados en un vertedero, para intentar que su proceso de degradación sea lo menos perjudicial para la salud y el medio ambiente.

🔻 Inaceptable

Todo lo que implique proceso térmico, incineración o abandono sin gestión es inaceptable en la escala de Zero Waste Europe. Su rechazo alcanza a todos aquellos tratamientos que no solo no permiten la recuperación del material desechado, sino que además tienen un alto impacto medioambiental en su incineración. Según la organización, en la parte inferior de la jerarquía estaría “la transformación de residuos en energía, coincineración, plástico en combustible, vertido de residuos no estabilizados, gasificación, pirólisis, vertido ilegal, quema al aire libre y tirar basura a la calle”.

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