Estados Unidos ha aceptado por primera vez un compromiso global para reducir al menos a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí al año 2050.
Según fuentes diplomáticas vinculadas a la cumbre del G8 que se desarrolla en Toyako (Japón), el presidente George W. Bush ha dado por buenas las medidas vinculantes para alcanzar ese objetivo y ha aceptado que formen parte de las negociaciones auspiciadas por Naciones Unidas sobre un nuevo acuerdo climático.
Las conversaciones llevadas a cabo sobre medio ambiente han sido «excelentes» y han logrado un «avance significativo», afirmó un portavoz del Gobierno estadounidense, que advirtió de que el éxito «sólo será posible con la determinación común de todas las economías principales».
En un comunicado, los ocho países más industrializados del mundo indican que la meta es lograr al menos un 50% en la reducción de gases para 2050. Deja la decisión sobre estos recortes en manos de la ONU y el proceso que debe culminar en Copenhague el año próximo para lograr un pacto internacional que sustituya al Protocolo de Kioto.
Opiniones contrapuestas
Los representantes del G8 han mostrado opiniones bastante contrapuestas. Estados Unidos se mostraba reticente a un acuerdo que no involucrara a las naciones emergentes, mientras que Japón y los países europeos consideraban que el liderazgo en la lucha contra el calentamiento de la Tierra corresponde al G8.
Los países del grupo quieren además pedir a China e India en su declaración final que empleen más energía atómica para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. Asimismo, solicitarán a las naciones emergentes que eliminen sus subvenciones al gasóleo y otros productos derivados del petróleo para instar a sus ciudadanos y