El crecimiento insostenible del ser humano está modificando el medio ambiente de tal manera que la tasa actual de extinciones de especies es alarmante: Se estima en 100 por día, cuando el proceso normal de extinción es de 2 o 3 especies por día. Algunas previsiones sostienen que, de seguir este ritmo, a mitad de siglo habrán desaparecido el 30% de las especies.
Por ello, cada vez más expertos afirman que la Tierra está sufriendo una extinción en masa. En concreto, el paleoantropólogo Richard Leakey habla de la «Sexta Extinción», la siguiente a las cinco extinciones masivas sucedidas a lo largo de la historia del planeta, en las que desaparecieron más del 50% de las especies por diversas causas de origen natural.
En esta sexta extinción -la mayor desde la desaparición de los dinosaurios-, el ser humano sería su principal causante, según Leakey, que diferencia dos fases en este proceso. La primera etapa habría comenzado hace unos 100.000 años, cuando los primeros seres humanos empezaron a dispersarse por todo el planeta, lo que supuso también el comienzo del exterminio de especies nativas. La segunda fase se habría producido hace 10.000 años, con la llegada de la agricultura y de la civilización, lo que le permitió al ser humano un crecimiento exponencial y una explotación de los recursos a costa de la naturaleza.
La toma de medidas de protección ecológicas, antes de que sea demasiado tarde, resulta fundamental, y los consumidores tienen un papel decisivo en elloLa toma de medidas de protección ecológicas, antes de que sea demasiado tarde, resulta fundamental, y los consumidores tienen un papel decisivo en ello. Las acciones de conservación y protección del medio ambiente son vitales para disminuir la tasa de extinción. Por su parte, la estabilización del crecimiento poblacional, el consumo racional de energía y de recursos, o la asunción de prácticas ecologistas en la vida cotidiana pregonados por el desarrollo sostenible son imprescindibles para que la Sexta Extinción no pase a ser una «Tercera Extinción Global», como la ocurrida hace unos 245 millones de años, en la que desaparecieron el 90% de las especies.
No obstante, a pesar de que los datos resultan preocupantes, también hay motivos para la esperanza. La Lista roja de especies amenazadas, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) muestra que la pérdida de biodiversidad aumenta año tras año. A pesar de ello, algunas especies también consiguen salir de los puestos peligrosos de la Lista, gracias a las acciones de conservación y recuperación, como las águilas de cola blanca, el águila calva americana, el insecto palo de la isla Lord Howe, el ratón de Bavaria, las tortugas de cara verde, el lagarto gigante de La Gomera y un esperanzador etcétera.
En cualquier caso, los científicos recuerdan que la extinción es un proceso natural que ocurre desde los orígenes de la vida en la Tierra, y que se trata además de algo necesario para la evolución y el surgimiento de nuevas especies. Por ejemplo, la extinción de los dinosaurios fue beneficiosa para que evolucionaran los mamíferos y apareciera el ser humano. Sin embargo, si hoy día se produjera un fenómeno de extinción masiva, la desaparición de millones de especies, entre ellas la humana, sería inevitable.
Algunos expertos ofrecen cinco actividades humanas que estarían provocando la extinción masiva de especies:
- Destrucción del hábitat: Probablemente, la causa más importante de desaparición de especies. Las prácticas agroforestales, ganaderas o industriales, la construcción de infraestructuras o la urbanización desmedida reducen o eliminan los espacios naturales que sirven de hogar y sustento a los seres vivos
- Contaminación y cambio climático: Un ecosistema contaminado provoca que muchos seres vivos no puedan adaptarse, y por lo tanto, desaparezcan. Asimismo, el cambio climático es un factor clave de extinción, y de hecho, muchas de las extinciones anteriores están relacionadas con cambios bruscos en el clima
- Sobreexplotación de los recursos naturales: La explotación a gran escala de especies vegetales o animales para consumo humano ponen en peligro su supervivencia y la del resto de especies de la cadena alimenticia
- Introducción de especies exóticas: Cuando consiguen sobrevivir, estas especies foráneas compiten con las especies nativas destruyendo el equilibrio ecológico de la zona
- Aislamiento de las especies: La construcción de carreteras, vallados, canales, etc. pueden aislar a una especie, reduciendo sus posibilidades de sobrevivir