El agua está cada vez más estresada. La ecuación que explica el problema es sencilla: su consumo aumenta y su cantidad y calidad disminuye. La Unión Europea alerta de esta peligrosa conjunción que afecta a gran parte de los europeos, y especialmente en España. Y si las previsiones del cambio climático se cumplen, el problema será aún más grave en los próximos años. Por ello, los expertos recomiendan un uso más responsable y eficiente de este recurso.
El estrés hídrico se produce, según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cuando la demanda de agua excede la cantidad disponible durante un periodo determinado o cuando su baja calidad restringe su uso. Así, se produce un deterioro de los recursos de agua destinada al consumo tanto en cantidad (sobreexplotación de los acuíferos, ríos secos, etc.) como en calidad (eutrofización, contaminación, intrusión salina, etc.).
Atendiendo a esta definición y a los datos de la Unión Europea (UE), gran parte de España presenta un elevado riesgo de padecer estrés hídrico, salvo Galicia y la meseta norte, donde el riesgo es bajo y medio, respectivamente. El desarrollo económico, la expansión urbana, el turismo, especialmente en la costa mediterránea, y la agricultura (utiliza alrededor del 76% de la captación total) han incrementado en los últimos años la presión sobre los recursos hídricos. En concreto, según el informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) «Impactos del cambio climático en Europa«, la demanda de agua en España entre 1975 y 2006 ha aumentado entre el 50% y el 70%.
En 2030 un 65% de la población española padecerá estrés hídricoPor si fuera poco, las previsiones sobre el cambio climático apuntan a un empeoramiento del problema. El informe de la AEMA asegura que el calentamiento global producirá menos lluvias, más intermitentes, y un aumento de las temperaturas, lo que acentuará la evaporación. Así, sostiene el estudio europeo, «la demanda crecerá cada vez más, especialmente en el sur donde la necesidad de agua para la agricultura es mayor. Con ella, se desarrollará una competición por este bien entre los distintos sectores (turismo, agricultura, energía) y usos».
Además de los problemas de escasez de agua, el cambio climático provocará también lluvias más violentas, y por tanto, más inundaciones y crecidas de los ríos, lo que complicará aún más su aprovechamiento.
En este sentido, en 2030 un 65% de la población española padecerá estrés hídrico, según el presidente del Comité Internacional de Grandes Presas (ICOLD), Luis Berga. Este experto asegura que en la actualidad un 36% de la población ya lo padece, y que por lo tanto, en dicha fecha casi se duplicará.
Cómo combatir el estrés del agua
Los responsables del informe de la AEMA enumeran diversas medidas para mitigar el estrés del agua en los próximos años. Para empezar, el cambio climático tiene que ser combatido eficazmente, lo que supone tanto vigilar y reducir las emisiones de CO2 como invertir en la adaptación a las consecuencias que ya no se pueden remediar. En este último respecto, por ejemplo, al prever que los turistas del Mediterráneo se irán más al norte, recomienda invertir en otros sectores.
Imagen: Dario AlvarezPor su parte, un informe de la Comisión Europea publicado el año pasado sobre el potencial de ahorro de agua por sectores aseguraba que su consumo se podría reducir entre un 20% y un 50%. Para ello, exhortaban al consumo responsable entre la población, al aumento de la eficiencia de las tecnologías y dispositivos de ahorro y reutilización, o a la mejora de las redes de distribución.
En concreto, sus responsables recomendaban que la actividad agrícola, principal consumidora de agua en España, asuma un uso más coherente según el clima en el que se realice y utilice tecnologías más eficientes. Así, consideraban positivos los cambios en las prácticas agrícolas, el uso de cultivos más resistentes a las sequías o los sistemas de riego por goteo.
En el sector turístico, el estudio afirmaba que los visitantes que eligen destinos mediterráneos consumen una media de entre 300 y 880 litros por persona y día, lo que supone más del cien por cien que los residentes locales. Asimismo, el informe destacaba el crecimiento «significativo» del consumo de agua en los campos de golf. Por ello, proponía también un mayor control del gasto y el uso de sistemas eficientes de consumo de agua, sobre todo en España, uno de los países de la UE que más turistas recibe.
En cuanto a los consumidores, el informe también recordaba su importante responsabilidad. España es el país de Europa que más agua consume en el ámbito doméstico, con una media de 250 litros por persona y día, y los requerimientos superan ya en algunas comunidades la oferta de agua. Por ello, los consumidores pueden ayudar mediante un gasto prudente del agua y la utilización de sistemas eficientes.
En definitiva, los expertos subrayan que la escasez de agua va a ser uno de los grandes problemas del siglo XXI. Por ello, cada vez más voces reclaman una nueva cultura del agua que permita entre todos la gestión sostenible de este valioso recurso.
El informe de la AEMA señala que Europa ha aumentado de media en unos 50 milímetros cúbicos por hectárea al año su consumo de agua. Entre los lugares que más han contribuido a elevar su volumen se encuentra el centro de España, Italia, Grecia, el Magreb, el sur de Francia y Alemania, donde la cifra oscila entre 150 y 200 metros cúbicos por ha/año.
En este sentido, el 46% de la población europea (Alemania, Inglaterra y Gales en el Reino Unido, Italia, Malta, Bélgica, España, Bulgaria y Chipre) padecerían en la actualidad estrés hídrico, según Tomás Carrión, profesor de Riesgos Medioambientales de la Escuela de Prevención y Seguridad Integral de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).