La etiqueta de eficiencia energética, obligatoria en la Unión Europea (UE), no siempre es correcta. Así lo advierte un estudio europeo, que encontró todo tipo de deficiencias, en especial en las tiendas por Internet, desde la ausencia de la etiqueta en el aparato hasta un uso indebido. Los responsables del informe también apuntan la falta de inspecciones de las administraciones para velar por el cumplimiento de esta información, importante para la economía y el medio ambiente. Este artículo señala los fallos en las etiquetas energéticas de electrodomésticos, cómo debe ser una buena etiqueta, qué hacer para reclamar y cuánto ahorra un aparato de este tipo eficiente.
Fallos en las etiquetas energéticas de electrodomésticos
Los electrodomésticos de alta eficiencia energética ahorran dinero y son más ecológicos, pero la etiqueta que debe informar al consumidor en la tienda no siempre es correcta, según el proyecto MarketWatch. Sus responsables, 16 organizaciones civiles de toda Europa, entre ellos la española Ecodes, inspeccionaron más de 45.000 etiquetas entre 2013 y 2015 en tiendas físicas y on line de 11 Estados miembros de la UE y descubrieron más de 10.000 incumplimientos.
Las administraciones españolas no vigilan el cumplimiento del etiquetado de eficiencia energéticaEl primer problema fue la ausencia de etiquetas, y los grupos de productos afectados fueron los aires acondicionados, televisores y hornos. La segunda fuente más importante de incumplimiento fue un formato o colocación incorrecta. Los establecimientos pequeños mostraron los mayores incumplimientos, aunque los grandes supermercados o tiendas de electrodomésticos también presentaron fallos.
«No es un estudio exhaustivo, pero hemos comprobado un grado bastante elevado de incumplimiento, sobre todo en tiendas on line, donde es casi del 100%», asegura Mónica Vidal, experta del Área de Cambio Climático y Energía de Ecodes y responsable del proyecto MarketWatch en España, donde visitaron establecimientos de Zaragoza, Madrid, Sevilla o Barcelona.
Los fallos encontrados fueron muy diversos, como explica Vidal: «La etiqueta no estaba siempre disponible para el consumidor, a pesar de ser obligatoria en las tiendas físicas y on line, a veces estaba oculta por otra información, no estaba puesta en su sitio, la dejaban dentro del aparato, en un lugar que no se veía, venía modificada con fotocopias, etc.».
Otra cuestión es si la etiqueta ofrece información real sobre el consumo energético del aparato. Las etiquetas son declaraciones de los fabricantes y podrían señalar un consumo menor del que el electrodoméstico tiene en realidad. La experta de Ecodes asegura que «vimos varios productos sospechosos y los llevamos a laboratorio. Vimos que los fabricantes por lo general suelen dar datos fiables, pero puede que no lo estén haciendo».
La Administración de cada Estado miembro debe encargarse de las inspecciones y las sanciones llegado el caso, además de llevarlos a laboratorios independientes. En España esta responsabilidad está transferida a las comunidades autónomas y, según Mónica Vidal, «casi no se hacen, o de forma muy testimonial, como en 2013, cuando hubo una campaña. Salvo algunas excepciones, como la de Madrid, no se están encargando de ello. En otros países se hace algo más, como en Dinamarca, pero tampoco se está haciendo bien en general. Los test de laboratorio son muy costosos».
Cómo debe ser una buena etiqueta y cómo reclamar
La etiqueta se utiliza en la actualidad en unas 20 categorías de productos, como electrodomésticos de todo tipo, bombillas o neumáticos. Además del rendimiento energético, informa sobre otros aspectos importantes, como el ruido. La organización ecologista WWF puso en marcha la guía EuroTopten, que compara los aparatos más eficientes en el mercado español en 12 categorías.
La clasificación se basa en una escala de siete colores y letras que va de verde y A (la más eficiente) a rojo y G (la menos eficiente). Algunas etiquetas tienen clases adicionales por encima (A+, A++ y A+++). Las etiquetas deben estar bien visibles, fijadas en la parte delantera y superior del producto y ser las originales de los fabricantes. La ficha con detalles técnicos sobre el rendimiento debe estar disponible en el folleto del producto y los consumidores pueden solicitar leer su contenido en las tiendas.
El objetivo de la UE es ampliar en los próximos años su uso para nuevas categorías de productos y que todos lleven la misma clasificación de la A a la G. Los productos en venta antes de la implementación de los reglamentos pueden llevar una versión antigua de las etiquetas.
Los consumidores están cada vez más concienciados de su uso y están dispuestos a pagar el precio de un mayor rendimiento energético, siempre que tengan la información y el consejo adecuado, como señalan las encuestas europeas. Si no se emplea de forma correcta, la experta de Ecodes subraya que el consumidor tiene derecho por ley a solicitarla al responsable del establecimiento y, si pone cualquier excusa, reclamar por escrito.
Cuánto ahorra un electrodoméstico eficiente
El etiquetado energético beneficia al consumidor y al medio ambiente. Los productos de alta eficiencia consumen menos energía y, por tanto, ahorran dinero en la factura, además de que generan menos contaminación y menos emisiones de gases de efecto invernadero, implicadas en el cambio climático.
La Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Electrodomésticos (ANFEL) ha confeccionado una tabla (en la imagen) con los ahorros anuales estimados (tanto económicos como energéticos) al sustituir antiguos electrodomésticos (de 5 a 15 años) por nuevos de alta clasificación energética (A++ y A+++).