Zumo de la marca “A”: 360 g de emisiones de CO2. Zumo de la marca “B”: 800 gramos. El consumidor concienciado con el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático elegirá el primer producto. Para conocer esa información, diversas iniciativas en todo el mundo han puesto en marcha las etiquetas de huella de carbono. Su objetivo es concienciar a consumidores y empresas de la necesidad de productos que generen las menores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) posibles.
Qué son las etiquetas de huella de carbono
Una etiqueta de huella de carbono (o etiqueta de carbono a secas) indica en un producto de consumo las emisiones de dióxido de carbono (CO2) generadas en su fabricación, transporte y eliminación. Esta información es esencial para los consumidores que desean reducir su huella ecológica y mitigar las consecuencias del cambio climático.
Imagen: Carbon TrustLos productos varían en sus huellas de carbono y, por ello, la elección de uno u otro puede ser decisiva en su impacto en el cambio climático. Diversos expertos recomiendan incluso métodos para seguir una dieta saludable y baja en carbono.
Si bien hay calculadoras de huella de carbono, lo idóneo para los consumidores serían estas etiquetas: tendrían una forma sencilla y directa de comparar y elegir entre los productos con menos emisiones de CO2.
Para qué pueden servir las etiquetas de huella de carbono
El etiquetado de los productos con información sobre su huella de carbono podría ayudar a consumidores y fabricantes a tomar mejores decisiones con el medio ambiente. Así lo señala un artículo de la revista Nature Climate Change. Los autores del informe, un equipo de la Universidad Estatal de Michigan (EE.UU.), aseguran que incluso pequeños cambios en los hogares podrían reducir de forma significativa las emisiones de CO2. Si se generalizara un programa de etiquetado de carbono, indican, influiría en las decisiones de los consumidores y alentaría a las empresas a mejorar su eficiencia en toda la cadena de suministro.
El etiquetado de carbono podría ayudar a consumidores y fabricantes a tomar mejores decisiones con el medio ambienteJulen Rekondo, director de Relaciones Institucionales de Aliatec (Tecnalia), una empresa especializada en calcular la huella de carbono en productos agroalimentarios, explica cómo les podría ayudar a productores y minoristas:
- Podrían vender más y no quedar fuera del mercado: los consumidores consideran la implicación con el medio ambiente un valor añadido y, por tanto, aprecian esta iniciativa. La etiqueta de carbono mejora la imagen de marca de las empresas que lo adoptan de forma voluntaria y les pondrá en ventaja frente a quienes no la asuman.
- Podrían ahorrar costes: al reducir su huella de carbono, las empresas mejoran su competitividad, ya que logran un menor consumo de energía y/o combustibles y una mayor eficiencia energética.
Iniciativas destacadas de etiquetas de carbono
El primer sistema de etiquetado de carbono del mundo se puso en marcha en Reino Unido en 2006 por la ONG Carbon Trust. Diversas marcas comerciales conocidas han incluido en su etiquetado la información de su huella de carbono suministrada por esta organización. Para mantenerla, Carbon Trust requiere que las empresas se comprometan a reducir sus emisiones de CO2 en los productos etiquetados o, de lo contrario, pierden el derecho a llevarla. Un panel independiente de expertos verifica el proceso de obtención de la información.
Tras esta iniciativa, otros sistemas de etiquetado similares se han puesto en marcha en el mundo: en 2007, la ONG canadiense Carbon Counted, en 2008, la ONG suiza Climatop y una iniciativa gubernamental japonesa, y en 2009 en Australia son algunas de ellas.
La cadena de supermercados estadounidense Wal-Mart anunció en 2009 un programa de etiquetado de carbono para sus productos. En España, EROSKI ha puesto en marcha la campaña «Reduce tu huella de CO2«.