La Unión Europea (UE) obligará a las empresas en 2013 a pagar por los permisos de emisión de dióxido de carbono. Sin embargo, hasta ese momento, Francia planea imponer un impuesto a las compañías más contaminantes sobre sus emisiones de CO2, según ha anunciado el ministro de Medio Ambiente francés, Jean Louis Borloo.
Borloo, que explicó las grandes líneas de la nueva propuesta en el Consejo de Ministros, indicó que se gravaría a las empresas de manera temporal, en un intento de evitar que paguen dos veces o perjudicar su posición en el mercado. El Gobierno francés recibió un revés cuando a finales del pasado año el Tribunal Constitucional rechazó su versión original de la tasa de carbono, al argumentar que ésta eximía a muchas grandes empresas y contravenía el espíritu de igualdad del sistema fiscal francés. La decisión del Constitucional supuso un varapalo para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien ha presentado el nuevo impuesto como un arma en la lucha contra el cambio climático.
El Ejecutivo galo anunció también en un comunicado que introducirá medidas para proteger la competitividad de determinados sectores y que consultará tanto a empresas como a grupos medioambientales sobre la aplicación del impuesto antes de su introducción. En las próximas semanas, se presentará un proyecto de ley ante el Parlamento, al término de la ronda de consultas. El Gobierno ha anunciado que quiere finalizar la revisión de la ley para que ésta entre en vigor el 1 de julio.
Los permisos de emisiones de carbono para fábricas y centrales eléctricas son gratis en la actualidad. No obstante, bajo el mercado de emisiones de carbono de la UE, las centrales eléctricas pagarán por todos los permisos de carbono desde 2013 y las fábricas, por algunos de ellos. Francia es la primera de las economías grandes que intenta introducir una tasa de carbono, pero el Constitucional dijo que el 93% de las emisiones industriales de dióxido de carbono estarían exentas bajo la primera versión de la ley.