De las apenas nueve zonas de huertos y poco más de 1.000 parcelas o huertos del año 2000 se ha pasado en 2014 a unas 400 áreas y más de 15.000 huertos o parcelas. Son algunos de los datos de un estudio sobre huertos urbanos en España realizado por Gregorio Ballesteros, sociólogo y miembro de Ecologistas en Acción y de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE). Según este experto, varias decenas de miles de personas practican la agricultura urbana en España, mientras que en el mundo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) eleva esta cifra a más de 800 millones.
En marzo de 2014 se estimaba que había en torno a 400 zonas de huertos con más de 15.000 huertos o parcelas, que utilizaban una superficie de cerca de 170 hectáreas. Su tamaño oscila entre los 30 y 75 m2. Estos datos pueden parecer modestos comparados con los de otros países de nuestro entorno, pero resultan muy importantes si tenemos en cuenta que en el año 2000 apenas existían nueve zonas de huertos y poco más de 1.000 parcelas o huertos. El crecimiento se ha seguido produciendo a lo largo de 2014 y 2015, incluso con mayor intensidad que en los años precedentes.
El 90% de las zonas de huertos urbanos son de carácter público. En cuanto a las principales tipologías, se pueden destacar los de ocio o familiares, los sociales (destinados a población vulnerable), los escolares y los comunitarios.
“Decenas de miles de personas cultivan huertos urbanos en España”En la mayoría de las zonas existen ordenanzas reguladoras o normas de funcionamiento que, entre otras condiciones, establecen la obligatoriedad de practicar la agricultura ecológica y destinar los productos obtenidos al autoconsumo.
No existen datos globales, pero se puede estimar que en los huertos familiares y sociales utilizados por el conjunto de la familia y trabajados tanto por mujeres como por hombres, hay en torno a 50.000 personas. En los huertos comunitarios, que representan cerca del 20% del total, entre 10 y 20 personas de media trabajan en ellos, por lo que se podrían calcular unas 40.000 personas en total. En cuanto a los huertos escolares, de acuerdo con algunas fuentes, superan los 2.000 y son empleados por diferentes grupos de alumnos. En definitiva, considerando las diferentes tipologías, cabría hablar de algunas decenas de miles de usuarios.
“El 90% de las zonas de huertos urbanos son de carácter público”Según los datos de la FAO, la agricultura urbana es practicada por más de 800 millones de personas en todo el mundo. Este dato nos da una idea de su enorme importancia y de la cantidad de huertos de las cada vez más pobladas ciudades del planeta. Ahora bien, hay que establecer una clara diferenciación entre los países empobrecidos, que tienen que dedicar la mayor parte de sus ingresos a la adquisición de alimentos, y los países enriquecidos, que dedican una mínima parte de los mismos a este fin. En los primeros son, con diferencia, más numerosos y tienen como principal objetivo paliar las necesidades alimentarias de una creciente población. En los segundos, además de producir alimentos, cumplen otras funciones, como la mejora ambiental y paisajística de las ciudades, favorecer las relaciones sociales o la satisfacción de consumir productos hortícolas cultivados por uno mismo. En el caso de estos últimos, serían las ciudades de Canadá, EE.UU., Alemania, Francia o Reino Unido las que cuentan con mayor número.
A pesar del espectacular crecimiento en los últimos años, todavía queda mucho camino por recorrer para que alcancen la dimensión y la importancia que tienen en otros países, en los que cuentan con una tradición de más de 100 años. De ellos podemos aprender y replicar muchos aspectos, como los relacionados con su regulación o con su integración en los nuevos desarrollos urbanos y en los numerosos “vacíos” urbanos de nuestras ciudades.
La obligatoriedad de practicar los métodos y técnicas de la agricultura ecológica en la totalidad de las zonas de huertos es, sin lugar a dudas, una garantía sobre la seguridad de los alimentos que se producen. Además, el hecho de que los productos obtenidos solo puedan destinarse al autoconsumo refuerza su seguridad: ¿quién cultivaría productos no seguros destinados al consumo familiar?
“Los huertos urbanos reportan múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos a las ciudades y personas que los cultivan”La mayoría de los ayuntamientos que promueven proyectos de huertos urbanos realizan previamente análisis de los suelos, con el fin de asegurar su aptitud para el cultivo de productos hortícolas. A pesar de estas garantías, la contaminación atmosférica que afecta a muchas de nuestras ciudades supone un cierto riesgo, aunque no considero que este riesgo sea mayor que el que puede afectar a los productos cultivados de forma convencional, tratados con productos químicos y regados, a veces, con aguas de muy baja calidad.
El tiempo y dinero necesarios están estrechamente relacionados con el conocimiento y la experiencia de las técnicas de cultivo de quienes los usan. Una persona con amplia experiencia, capaz de producir sus propios plantones, utilizar los desechos orgánicos de su hogar y de su huerto para obtener el abono necesario y capaz de preparar remedios naturales para combatir las plagas y enfermedades, necesitará pocos recursos económicos y apenas seis o siete horas semanales en un huerto de 50 m2, por ejemplo. Por supuesto, esta persona obtendrá productos a un precio más barato que en el supermercado. Por el contrario, a quienes carezcan de esta experiencia y conocimiento les costará algo más lograr una buena rentabilidad económica, aunque la satisfacción de consumir productos cultivados por uno mismo puede compensar sobradamente el sobreprecio.
El principal desafío es convencer a los políticos de los diferentes niveles de la administración y a los responsables de planificación urbana de los múltiples beneficios ambientales, sociales y económicos que los huertos urbanos reportan a las ciudades y a las personas que los cultivan.
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