Un grupo de científicos, dirigido por Gavin Prideaux, del Museo de Australia Occidental en Perth, ha hallado en unas cuevas bajo el desierto australiano de Nullarbor fósiles de 69 especies de vertebrados y un molusco que vivieron hace entre 200.000 y 800.000 años, según informa «Nature».
Este descubrimiento aporta información de gran valor al debate sobre las razones por las que se extinguieron tantos grandes mamíferos o megafauna en Australia, afirman los investigadores en las páginas de la revista científica.
Entre los fósiles desenterrados hay 23 tipos de canguros -ocho de los cuales nunca se habían descrito hasta ahora-, wombats, loros y el primer esqueleto completo conocido del león marsupial «Thylacoleo carnifex».
El misterio sobre si el impacto de la llegada del hombre o el cambio climático contribuyó a la extinción de la megafauna ha sido uno de los grandes debates de los paleontólogos. En opinión de los autores de esta investigación, el clima en la región durante el Pleistoceno Medio pudo ser similar al de la actualidad, por lo que el cambio climático registrado desde entonces hasta nuestros días no explicaría por sí solo la desaparición de esas especies.
«Al establecer que la fauna del desierto de Nullarbor durante el Pleistoceno estaba adaptada a las condiciones de sequía, las hipótesis de que la extinción se produjo por la susceptibilidad a la sequía se vuelven insostenibles», señalan los autores del hallazgo.
Los investigadores han reconstruido el antiguo ecosistema de Nullarbor a partir de la información obtenida de los isótopos de oxígeno y carbono contenidos en la dentadura de los wombats. Argumentan que los animales de esta región estaban bien adaptados a las condiciones de aridez desde al menos 400.000 años antes de su desaparición, lo que hace improbable que sucumbieran en los periodos de sequía que trajo la era Glacial. En su opinión, un incremento de los incendios explicaría mejor el cambio.