Investigadores españoles han encontrado en Rusia, en un reactor alimentado con pirita, al que parece ser el primer poblador de la Tierra. Se trata de una arqueobacteria, «Ferroplasma acidiphilum», que es capaz de vivir en ácido sulfúrico, lo más parecido a las condiciones extremas que existían en la Tierra hace 4.600 millones de años.
Manuel Ferrer, uno de los responsables de la investigación y científico titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que este organismo es único porque es capaz de vivir en ácido sulfúrico sin poseer pared celular. «Es como si el ser humano fuera resistente al ácido en ausencia de piel», agrega. Pero es que, además, «es capaz de obtener energía y alimentarse de pirita, que es insoluble y no puede ser fuente de alimento para ningún animal». Lo que hace este organismo es oxidar el hierro e incorporarlo a sus proteínas a modo de «grapa», de tal forma que «se engancha» a la estructura de las proteínas manteniéndolas estables.
Algunas teorías sobre la aparición de la vida apuntan a que las primeras moléculas biológicas que aparecieron en la Tierra lo hicieron en superficies repletas de hierro y azufre, los dos elementos que componen la pirita, muy abundante en la Tierra primitiva y que originaba ambientes muy ácidos.
La cuestión clave en la evolución es cómo se formaron esas primeras proteínas capaces de catalizar los primeros procesos biológicos que dieron origen a la vida. Y la explicación la da el hierro: «esas proteínas no eran activas porque no tenían la estructura tridimensional adecuada, pero al incorporar ese hierro que se estaba oxidando en el medio se dio forma a esas proteínas pasando de una catálisis inorgánica a una biológica», señala Ferrer.
A medida que el ambiente de la Tierra se volvió menos ácido y menos rico en pirita, la evolución incorporó nuevos materiales (metales) estabilizadores que no estaban basados en hierro, lo que facilitó el desarrollo de otros organismos que podían crecer en ambientes con poco hierro.