Los océanos siguen siendo grandes basureros. Cada año acaban en sus aguas entre seis y diez millones de toneladas de hidrocarburos, fruto de vertidos intencionales, fugas y el 10% a causa de accidentes como el del «Prestige». El informe anual de la organización medioambiental Worldwatch Institute -«La situación del mundo 2003»- destaca el riesgo constante de mareas negras como la que asoló desde noviembre el litoral gallego y cantábrico, «a la vista de la inoperancia internacional en el control del tráfico marítimo de combustibles y sustancias peligrosas, y la laxitud de las normas comerciales y empresariales que rigen en el mar».
Cargueros en malas condiciones, banderas de conveniencia y miles de millones de dólares invertidos en un tráfico que desplaza cada día por los mares del mundo cuatro millones de toneladas de crudo y sus derivados, explican las razones de los accidentes pasados (unos 10.000 en los últimos 30 años). «Lo extraño es que estos episodios no sean más frecuentes», admite Ricardo Aguilar, director del Centro de Estudios del Medio Ambiente (CEMA-FUHEM) y autor del capítulo dedicado al mar en la edición española del informe de Worldwatch.
El riesgo persiste en España igual que antes del «Prestige», señala Aguilar. Barcos de más de 15 años de antigüedad -7.000 en todo el mundo-, monocasco, navegan aún cerca de las costas españolas y atracan en puertos de la Península, trampeando con las nuevas normas y eludiendo los controles con cambios en la carga.
Además del «Prestige» y los riesgos derivados del tráfico petrolífero, el mar y sus habitantes afrontan otros peligros. La sobreexplotación de los recursos pesqueros es un hecho y amenaza seriamente tanto a la supervivencia de numerosas especies como la de la misma industria pesquera. En Europa numerosas pesquerías están al límite, con un grado de sobreexplotación del 60 al 100%.
Especies en peligro
El bacalao «está al borde del colapso», la merluza no le va a la zaga, y especies pelágicas como la anchoa y la sardina llevan años lanzando señales de alarma. La pesca sostenible, con largas paradas de regeneración biológica e incluso moratorias totales en algunas especies aparecen como las únicas soluciones viables, junto al soporte social y económico al sector pesquero, del que dependen en España más de un cuarto de millón de empleos directos e indirectos.
El informe 2003 celebra el 20 aniversario del Worldwatch Institute y dedica sus páginas a la evolución de las políticas medioambientales en el mundo, los avances y también las amenazas que persisten. Los autores destacan la aceleración en la desaparición de especies animales, «la mayor ola de extinciones» desde el colapso de los dinosaurios, hace 65 millones de años. Las aves son el principal grupo de riesgo y su ritmo de extinción supera en 50 veces el ritmo natural de pérdida de especies.
El principal peligro para el planeta se esconde, sin embargo, en la superpoblación, señala el informe. De aquí al 2050, la población mundial sumará más de 2.000 millones de nuevos habitantes (6.000 en la actualidad), y la mitad de esa masa ingente vivirá en las ciudades.