Tener un huerto urbano sin salir de casa es posible. Para ello, en vez del clásico terreno en horizontal, se aprovecha cualquier terraza, pared o ventana para producir en vertical desde plantas aromáticas hasta frutas y verduras. Los huertos urbanos verticales son una opción económica y cercana de conseguir una alimentación más fresca y saludable, que puede llevarse a cabo de diversas formas. Este artículo explica qué son huertos urbanos verticales, sus ventajas y cómo montar uno.
Qué son huertos urbanos verticales
Los huertos urbanos son una manera ecológica y económica de producir nuestras propias frutas y verduras. Gracias a ellos se consiguen unos alimentos más frescos y saludables, y un hobby que nos pone en contacto con la naturaleza y sus beneficios.
Los huertos urbanos verticales proporcionan alimentos saludables y ecológicos sin salir de casaSin embargo, no siempre se dispone de un buen terreno cerca o de tiempo para cuidarlo. Una solución más básica para no quedarse con las ganas son los huertos verticales. Sin salir de casa, la idea es aprovechar cualquier espacio exterior del domicilio, o incluso interior, para plantar especies que crecen a lo alto, o al menos sin problemas, en cualquier espacio con las mínimas atenciones.
Especies ornamentales como el aliso, medicinales como la melisa, aromáticas como el orégano, verduras como la lechuga, el tomate, el pepino o cualquier otra de crecimiento vertical pueden salir adelante con los suficientes cuidados en una terraza, una barandilla, una pared con jardineras o macetas o en el alfeizar de una ventana.
Ventajas de los huertos urbanos verticales
Las ventajas de poner en marcha y cuidar un huerto urbano vertical son diversas:
- Puede ser una buena forma de comenzar en el ‘mundillo’ de los huertos urbanos. Plantar una pequeña cosecha puede servir para ver los resultados y aficionarse, ya sea con la ampliación del propio huerto casero o con el salto a un huerto urbano en el exterior.
- El cuidado y la recolección se hacen en casa y se adapta a las condiciones y el presupuesto de cada uno.
- Se le puede sacar mucho rendimiento a pequeños espacios, y es más cómodo que el cuidado de los cultivos a ras de tierra.
- Necesita menos mantenimiento que un huerto convencional: no solo porque es más pequeño, sino porque aprovecha más el espacio y está más aireado, de manera que dificulta la entrada de malas hierbas y parásitos.
- Aprovecha mejor la luz: al estar en altura le llega más la luz solar, algo especialmente importante en invierno.
- Se convierte en una forma ecológica y barata de decorar el domicilio.
- Es un sistema práctico y cercano de educación ambiental para mayores y niños, en especial para estos últimos, que pueden responsabilizarse de los cultivos y descubrir el funcionamiento de las cosechas y el ciclo natural.
Cómo montar un huerto urbano vertical
Un huerto urbano vertical se puede poner en marcha de diversas maneras, en función del espacio, las especies que se quieran plantar o el presupuesto que se tenga.
La opción más económica es fabricar nuestro propio huerto vertical con elementos a mano. Reutilizar botellas de plástico usadas, además de contribuir a tener más limpio nuestro entorno, es una de las posibilidades más comunes y baratas. Otro residuo común que puede reutilizarse son los clásicos palés de madera para almacenar cajas. Los palés se pueden cortar y apilar a medida del espacio y el tamaño del cultivo. Varios blogs explican cómo aprovechar estos materiales, como Ecoexperimentos, de los ingenieros agrónomos Claudia Barriga y Pablo Sepúlveda, e incluso se pueden encontrar video tutoriales para instalar el huerto con botellas de plástico o bien con palés.
Los tiestos o maceteros con guías son un clásico sistema para cultivar en vertical. La idea consiste en plantar especies que crecen a lo alto, como los tomates, y ayudarles para ello con una vara, caña o cualquier elemento por el que puedan trepar las ramas.
Los jardines verticales modulares se han creado de forma específica para este tipo de cultivos. Su instalación es sencilla y se puede ir poco a poco, con módulos pequeños a los que pueden sumarse otros para aumentar la producción o la variedad de especies. Los principales fabricantes de estos sistemas modulares utilizan materiales ligeros, resistentes y reciclables. Por un precio de 45 a 75 euros se pueden encontrar diversas clases y modelos para ajustarse al espacio y la estética del lugar donde se ubiquen. Los ambientólogos Raúl Piqueras y Marta Rosique recomiendan en su blog Plantea el modelo Minigarden. También se pueden encontrar kits de montaje sencillos de empresas que se dedican a ello, como los de Vertiflor, que incluso cuenta en Youtube con un canal para explicar los diferentes sistemas. Una iniciativa original es el proyecto ‘Window Farms‘ (Granjas de ventana), que ofrece un sistema de macetas colgantes con auto riego para generalizar los huertos urbanos verticales.
La kokedama es una técnica japonesa que utiliza una bola de musgo con la que se alimentan las raíces de la planta elegida. Se pueden colgar de cualquier lugar y tienen un mantenimiento muy sencillo. La página web Bioguía explica cómo hacer una paso a paso.
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