La asociación eco-union reúne a una serie de técnicos multidisciplinares con el objetivo de mejorar el entorno y la calidad de vida en las ciudades desde la perspectiva de la sostenibilidad. Una de sus profesionales fundadoras, Idoia Arauzo (Eibar, Guipúzcoa, 1976), explica que en noviembre de 2005, año en el que se creaba la asociación, organizaban en Barcelona el primer eco-seminario internacional “Energía, edificación y cambio climático. Una visión europea”, “un éxito de participación que marcó el inicio de nuestras actividades formativas”. Hasta la fecha, su programa incluye cursos de modalidad presencial y no presencial sobre ecología urbana, eficiencia energética, bioconstrucción, permacultura, etc.; sesiones de microtraining para profesionales y público general; talleres de educación ambiental; actividades lúdicas y acciones de integración laboral para colectivos desfavorecidos. Actualmente está en marcha la cuarta edición del curso “online” de ecología urbana y cambio climático, en colaboración con el Campus por la Paz y la Solidaridad de la Universitat Oberta de Catalunya, y en octubre celebrarán el primer Global Eco-Forum, un encuentro internacional para la generación de nuevas ideas que deriven hacia una sociedad más sostenible y responsable.
Es conveniente que las soluciones mediante trasvases o minitrasvases sean acciones transitorias para afrontar problemas puntuales y siempre bajo el lema “agua para todos y para nuestros ríos”Durante el siglo pasado, la gestión del agua en España se ha caracterizado por la construcción de grandes embalses y trasvases sin tener en cuenta los ecosistemas acuáticos. Hoy, la Directiva Marco Europea de Agua promueve, como eje central de los planes de sequía, nuevos enfoques que se basan en la conservación de estos ecosistemas asumiendo que el agua subterránea y los acuíferos son las reservas estratégicas más fiables en caso de sequías agudas. Las nuevas tecnologías nos permiten reutilizar caudales, desalar y depurar aguas subterráneas.
Las políticas de gestión del agua deben aportar soluciones perdurables que subsanen el problema del agua en periodos de sequía aguda y es conveniente que las soluciones mediante trasvases o minitrasvases sean acciones transitorias para afrontar problemas puntuales y siempre bajo el lema “agua para todos y para nuestros ríos”.
El consumidor en España paga menos de media por la energía (electricidad o gas) que en el resto de países europeosEn general, hay mucho desconocimiento sobre el origen de los recursos energéticos y sus impactos medioambientales, sociales y económicos para todos. Mucha gente no se cuestiona qué hay detrás del enchufe o detrás de la llave de paso del gas. En parte por desinterés y en parte porque las compañías no informan sobre ello. Es importante que los consumidores ejerzan su pleno derecho de exigir información clara y objetiva sobre los impactos del consumo de energía “convencional” (combustibles fósiles y nuclear) y sobre los beneficios del ahorro y eficiencia energética y del uso de las energías renovables.
Por otra parte, el consumidor en España paga menos de media por la energía (electricidad o gas) que en el resto de países europeos; esto no quiere decir que haya que subir el precio a todos por igual, sino aplicar una tarifación escalonada que penalice el derroche pero que haga asequible un mínimo de disponibilidad energética para personas con pocos recursos para evitar lo que se conoce como “precariedad energética”.
Hay indicios de un cambio hacia formas de construir más sostenibles, como el citado CTE a escala estatal. Precisamente, la energía solar es uno de los sectores con mayor crecimiento económico en España y con mayor creación de empleo. Sin embargo, son las comunidades autónomas y administraciones locales las encargadas de hacer las inspecciones y seguimiento de las licencias de obras y aquí seguramente es necesario dedicar más recursos. Por otro lado, no todos los profesionales de la construcción practican la formación continua y en ocasiones hay bastante desconocimiento de las posibilidades de la construcción sostenible sin incremento de coste, simplemente con un diseño orientado a la eficiencia y minimización de recursos naturales.
Hay bastante desconocimiento de las posibilidades de la construcción sostenible sin incremento de coste, simplemente con un diseño orientado a la eficiencia y minimización de recursos naturalesEfectivamente, es más barato construir algo nuevo que rehabilitar algo ya construido, debido a que no se tienen en cuenta las externalidades en el uso de recursos naturales. Es decir, el hormigón es barato porque las constructoras no pagan el coste real del material: por ejemplo, en el proceso de fabricación se emiten muchas emisiones de CO2 que provocan el conocido cambio climático, cuyas consecuencias pagamos entre todos.
Un consumidor puede hacer pequeñas acciones, con más o menos poco coste, como por ejemplo realizar un buen mantenimiento de las instalaciones (caldera, calefacción, grifos…) para asegurar plenos rendimientos, sellar puertas y ventanas para que no haya fugas de calor en invierno, bajar las persianas y aprovechar la ventilación cruzada en verano para evitar al máximo el uso de aire acondicionado, etc.
En la mayoría de los casos, los desplazamientos urbanos se podrían realizar perfectamente a pie, en bicicleta o en transporte públicoActualmente hay ayudas para cambio de electrodomésticos antiguos por otros nuevos de alta eficiencia energética (clase A), algunos municipios ofrecen ayudas para sustituir vidrios simples por dobles; a escala estatal hay ayudas para instalaciones comunitarias de captadores solares y placas fotovoltaicas (se pueden consultar en el Instituto de Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE).
Lamentablemente, los coches siguen siendo los reyes del asfalto. Las políticas restrictivas son modestas y la publicidad en torno al vehículo privado por excelencia, abundante. Actualmente más del 75% de los desplazamientos urbanos se realizan en vehículos privados con un solo ocupante. En la ciudad, el 50% de los viajes en coche se realizan para recorrer menos de tres kilómetros, y un 10% para menos de 500 metros. En la mayoría de los casos, estos desplazamientos se podrían hacer perfectamente a pie, en bicicleta o en transporte público.
Hay estrategias que están fomentando la movilidad sostenible y segura:
- Plan Nacional de Asignación de Emisiones: pretende introducir cambios en el sector del transporte y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
- Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte (PEIT): declara que la gestión de la movilidad es clave para llegar a escenarios de mayor sostenibilidad.
- Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética a España (2004-2012): propone, como uno de sus objetivos centrales, la realización de Planes de Movilidad de Empresas.
En definitiva, si queremos conseguir ciudades con una mejor calidad de vida es necesario disminuir el número de coches para la reducción de la contaminación ambiental y acústica y las emisiones de GEI.
La población tiende a utilizar la bicicleta en la ciudad sólo si resulta seguro, cómodo y rápidoEste sistema puede representar una excelente iniciativa para el fomento general de la movilidad urbana en bicicleta. No obstante, hay que tener claro que no es la panacea de la movilidad sostenible. No se puede empezar la casa por el tejado: antes de implantarlo debemos analizar las ciudades para ver si realmente son aptas para asegurar la circulación en bicicleta. La población tiende a utilizar la bicicleta en la ciudad sólo si resulta seguro, cómodo y rápido. Y para ello son necesarias las medidas de acompañamiento, es decir, infraestructura para la bicicleta, penalización de los transportes contaminantes, campañas de comunicación, formación, legislación en favor de la bicicleta, y en definitiva voluntad política y participación ciudadana. En definitiva, si no se dan las condiciones, es buen momento para tomar conciencia, revisar los planes de movilidad y encaminar las ciudades hacia una verdadera movilidad sostenible.
Las primeras ciudades que apostaron por ello fueron Córdoba y Gijón. San Sebastián es un ejemplo de ciudad a favor de los ciclistas urbanos y los casos de Barcelona y Sevilla son implantaciones muy exitosas. Un tamaño apropiado, según los estudios del programa europeo NICHES, es el de los municipios de al menos 200.000 habitantes pero cualquier municipio, independientemente de su tamaño, topografía, climatología y presupuesto puede implantarlo. En este sentido, a lo largo del último año, más de quince ciudades españolas han implantado un sistema de bicicletas públicas, muchas de ellas gracias al apoyo financiero del IDAE.