Expertos de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Málaga (UMA) están trabajando en un sistema que permitirá por primera vez conocer con exactitud el nivel de contaminación lumínica de las grandes ciudades y determinar así los parámetros de luz aconsejables para preservar un «cielo puro».
Hasta ahora, el campo de estudio de la contaminación luminosa había basado sus conclusiones en datos obtenidos mediante fotografías por satélite o en función del número de estrellas que podía visualizarse desde cada punto de la Tierra. Sin embargo, según explica el profesor José Ramón Andrés, estos sistemas tradicionales «se basan en la comparación entre unas zonas y otras, por lo que son relativos y no precisos».
Los ingenieros de la UMA, liderados por Andrés, han querido dar un paso más en este campo y desarrollar un sistema técnico de evaluación del cielo basado en valores absolutos que permitan «una cuantificación real» de los niveles de luz.
El resultado recibe el nombre de «luminancímetro», un instrumento óptico usado para medir la calidad de la iluminación en túneles de carreteras y que, una vez perfeccionada su sensibilidad, podría ofrecer datos precisos sobre la cantidad de luz que hay en cada punto de la bóveda celeste.
La información lumínica se recopila a través de un sistema de espejos y luego se transforma en corriente eléctrica, que es recogida en lectura analógica o digital a través de valores medidos en candelas por metro cuadrado (cd/m2).
Andrés confía en que su proyecto esté concluido en el plazo de un año, de modo que pueda ser utilizado por la Junta de Andalucía para valorar el grado de cumplimiento de la nueva normativa en materia de contaminación lumínica que incluirá la futura Ley de Gestión Integral de Calidad Ambiental (GICA).