Los consumidores no pueden fiarse de instituciones como el Consejo de Administración Marino (MSC), que certifican el origen sostenible de la pesca. Así lo ha señalado en la revista ‘Nature’ un grupo internacional de científicos. Su portavoz, Jennifer Jacquet, investigadora postdoctoral de la Universidad British Columbia (Canadá), explica las deficiencias de este tipo de organizaciones y subraya el impacto de las grandes flotas pesqueras en la sobreexplotación de los océanos. Entre ellas se encontraría la flota española, apunta Jacquet, ya que sólo cumple un 40% del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO).
“La principal organización mundial de certificación sostenible de la pesca no es fiel a sus principios”
El MSC es la principal organización mundial de certificación sostenible de la pesca, pero no es fiel a sus principios y, por ello, creemos que debería cambiar sus reglas para excluir pesquerías en peligro. Además, el actual sistema podría crear un conflicto de intereses, porque los certificadores que interpretan los criterios de manera más indulgente podrían esperar a recibir más trabajo y ganancias de las auditorías anuales en curso.
Hemos sido escépticos con muchas de las certificaciones de MSC en los últimos años pero, después de la del krill antártico a principios de este verano, decidimos expresar nuestras críticas con un megáfono mayor y la revista ‘Nature’ está de acuerdo en ello.
“España sólo cumple un 40% del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO”
Estamos en contra de la decisión de certificar como sostenible la pesca del krill, base de la cadena alimentaria en el Antártico y que se encuentra en pleno declive y amenazada por el cambio climático, más cuando se utiliza como pienso para granjas de peces, cerdos y pollos.
Hemos visto algunas mejoras en el proceso. Se redujo el coste de oponerse a una certificación. Sin embargo, no tenemos conocimiento de cambio alguno en sus principios o en los criterios para la certificación en sí.
“Los consumidores deben presionar a sus distribuidores de pescado y a los restaurantes”
España tiene muchas razones para estar orgullosa, pero su flota pesquera no está entre ellas, al igual que la flota de la mayoría de países. Un análisis reciente demostró que España sólo cumple un 40% del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO (Noruega recibió la puntuación más alta, con apenas el 60%).
Es muy difícil, porque hay mucha confusión. Para aclarar esta situación, hay dos opciones: cambiar las prácticas de pesca para lograr la sostenibilidad o redefinir el término “sostenible” para satisfacer el negocio de la pesca.
“Más de un tercio de los peces capturados se convierten en harina para alimentar cerdos, pollos y peces de piscifactoría”
Los consumidores deben presionar a sus distribuidores de pescado y a los restaurantes. Deben hacerles ver que quieren asegurarse de que comen de forma sostenible. Además, los consumidores son también ciudadanos y éste es uno de sus principales activos: participar como tales para exigir una legislación que proteja la vida marina y su hábitat.
Por el momento, el MSC es la certificación tomada más en serio por los científicos. No hemos analizado lo suficiente a otras certificaciones para decir con certeza si son fiables. Mi hipótesis es que atraviesan problemas similares. El problema real es que hay mucha demanda de pesca sostenible y poca oferta. Por eso nuestros océanos están en problemas.
“Menos del 0,1% de los océanos está protegido frente a la pesca”
En especial, es preocupante el estancamiento de las capturas mundiales en las tres vías de ampliación en los océanos: las zonas más lejanas de la costa, las más profundas y las nuevas especies. Por otra parte, menos del 0,1% (sí, el decimal es correcto) de los océanos está protegido frente a la pesca.
No hay duda de que, en general, no se cuida a una de nuestras últimas fuentes de alimentos silvestres. Sin embargo, estas predicciones se hicieron con la hipótesis de que todo siga igual. No es probable que nos quedemos sin pesca en 2048. Por lo menos, tendremos peces de acuicultura para que el consumidor resulte menos afectado que la cantidad que se pierde en los océanos. Un 50% de los pescados en el mercado occidental proviene en la actualidad de granjas de peces, una evolución que ha ocurrido en los últimos 30 años. Sin embargo, hay muchas posibilidades de que el océano sea diferente del océano de hoy, al igual que es muy diferente al que teníamos hace 50 años.
“Un 50% de los pescados en el mercado occidental provienen de granjas de peces”
Hay un exceso de capacidad pesquera: las flotas se tienen que redimensionar para que sean más pequeñas y más selectivas en la forma en que pescan. Además, más de un tercio de los peces capturados se convierten en harina para alimentar cerdos, pollos y peces de piscifactoría. Ésta es una práctica inútil e insostenible que debe detenerse.
Serían viables si se dejara de gastar el dinero de los contribuyentes en subsidiar a la pesca a gran escala. Sólo el subsidio en combustible supera los 4.000 millones de dólares al año. Gracias a ello, los grandes barcos pueden pescar en alta mar y en zonas muy sensibles, como el océano Austral. En general, nos gustaría ver un cambio global que llevara al gran sector de la pesca a una pequeña escala. Pero es difícil de vender el mensaje de que más grande no es mejor.
Jennifer Jacquet (1980, Ohio -un estado sin océanos-, EE.UU.) es investigadora postdoctoral en la Universidad British Columbia de Canadá (UBC) y participante del proyecto Sea Around Us. Trabaja en el equipo del profesor de la UBC Daniel Pauly, uno de los principales expertos mundiales en el impacto humano en las zonas de pesca. Como estudiante, Jennifer Jacquet ha ayudado a las patrullas de la Reserva Marina de Galápagos contra la pesca ilegal de tiburones. También publica el blog “Guilty Planet” (planeta culpable), de la revista ‘Science SEED’.