En breve se publicará una nueva directiva europea sobre los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE). Falta hace, según José Ramón Carbajosa, director de Ecolec, una fundación que trabaja por su recuperación y reciclaje: en España se consumen 567 millones de kilos anuales de nuevos aparatos eléctricos y electrónicos, pero se recicla una pequeña parte. A este ritmo, destaca este experto, muchos países quedarán “inundados” por estos residuos que contienen gran cantidad de materiales nocivos para la salud y el medio ambiente. Las medidas para mejorar el sistema, como el control del tráfico ilegal, son esenciales, a juicio Carbajosa, nombrado recientemente presidente de WEEE-Forum, una asociación que agrupa a gran parte de las entidades como Ecolec de toda Europa.
“Muchos países se inundarán de desperdicios electrónicos sin las medidas necesarias”Las familias consumen en España 567 millones de kilos anuales de nuevos aparatos eléctricos y electrónicos de todo tipo. Se estima que deberían reciclarse unos 369 millones de kilos cada año. Los doce sistemas integrados de gestión (SIG) españoles reciclaron 156 millones de kilos durante 2011 según los requisitos de calidad normativos.
Una gran parte se recicla, principalmente por gestores autorizados, aunque se desconocen las cantidades exactas ni si se cumplen las normas. Una pequeña parte se exporta como aparatos de segunda mano al norte de África (es ilegal si no se cumplen ciertos criterios de calidad) y el resto, principalmente los aparatos de menor tamaño que aún hoy el consumidor tira a la basura orgánica, termina en vertederos. Tampoco hay datos.
“En Noruega se reciclan 28,1 kilos de residuos electrónicos por habitante y año. En España 3,3”La legislación española, a diferencia de por ejemplo la francesa, no obliga a encauzar estos residuos a través de los SIG. Hay gestores de residuos que comercializan con estos residuos por el valor de sus metales. Las administraciones, por falta de recursos, son incapaces de seguir y contabilizar estos flujos (hay cerca de mil gestores de residuos de este tipo en España), a pesar de que están obligados a presentar memorias anuales con toda la información.
En Europa la situación es parecida, aunque algo mejor. Incluso en Francia se “escapa” un 30-40% de dichos residuos. La Comisión Europea estima que se canalizan alrededor del 40% de los RAEE a través de los SIG.
España tiene un largo camino por recorrer para alcanzar a los países más avanzados. Por kilos por habitante y año de RAEE en Europa, los tres primeros puestos corresponden a:
- Noruega (28,1 kg/habitante y año de los 57,7 kg/hab y año que se pusieron a la venta en 2010)
- Suiza (16,6 kg/habitante y año de los 23,3 kg/hab y año vendidos en ese ejercicio)
- Suecia (16,1 kg/habitante y año de los 23,4 kg/hab y año)
En España, los SIG recogieron solo 3,3 kg/por habitante y año en 2011. En Suiza, y en otros países, la Administración contabiliza lo que viene de los SIG y lo que se gestiona aparte por gestores de residuos autorizados.
“En España deberían reciclarse unos 369 millones de kilos de residuos electrónicos cada año”Según un informe de 2010 del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el mundo se generan 40 millones de toneladas de basura electrónica al año y se calcula que el volumen de la chatarra electrónica crece entre un 16% y un 28% cada cinco años, el triple que la basura domiciliaria. En países como India y China, se calcula que la basura generada solo por los ordenadores en desuso aumentará un 500% en la próxima década. Sin las medidas necesarias para asegurar su recolección, valorización y/o eliminación segura, muchos países se inundarán de desperdicios electrónicos, con serias consecuencias para la salud pública y el medio ambiente.
Al descender el consumo, también ha descendido la generación de residuos. No obstante, debido a los esfuerzos de los productores de aparatos eléctricos y electrónicos adheridos a entidades como Ecolec, se han incrementado las cantidades recicladas de RAEE año tras año.
Una vez que los aparatos eléctricos y electrónicos se convierten en residuos, son altamente contaminantes. La inmensa mayoría contiene sustancias como fósforo, mercurio, cadmio o bromo que, sin una adecuada gestión, provocan daños muy graves a la salud y al medio ambiente. Un frigorífico mal reciclado emite a la atmósfera gases de efecto invernadero equivalentes a las emisiones de un coche en 15.000 kilómetros. El fósforo de un televisor puede contaminar hasta 80.000 litros de agua. Además, reutilizarlos ahorra dinero y recursos en su proceso de extracción, una de las fases más agresivas con el medio ambiente. Recuperarlos requiere menos energía (10% menos en el caso del cobre) y se generan menos desechos (en potencia un 98% menos) que al extraerlos de la Naturaleza, sin olvidar que muchos materiales (cobre, oro, plata o aluminio) son valiosos por sí mismos.
El proceso de reciclaje de los dispositivos electrónicos es relativamente sencillo en comparación con el de otras industrias. La mayor parte de los componentes pueden separarse por medios mecánicos y se calcula que el 70% de cada dispositivo puede transformarse en materias primas aprovechables. Los ciudadanos pueden depositar sus aparatos viejos o estropeados en el punto limpio más cercano a sus domicilios y saber que al comprar un electrodoméstico nuevo la tienda debe hacerse cargo gratis del antiguo.
“El fósforo de un televisor puede contaminar hasta 80.000 litros de agua”Más que obsolescencia programada, un tema aún no demostrado, el consumidor demanda productos con nuevas tecnologías que hacen que tengan una vida comercial cada vez más corta. Se cambia de ordenador porque no admite la nueva generación de juegos informáticos, de teléfono móvil por razones estéticas o porque lleva una cámara, aunque tengamos un aparato fotográfico. Además, adquirimos productos con más capacidad de la que necesitamos. El problema de fondo es la falta de reflexión al valorar nuestras necesidades reales.
La falta de control administrativo, de inspecciones y sanciones ocasiona que transportistas no autorizados retiren de forma ilegal los RAEE a circuitos no controlados o que haya exportaciones ilegales, con el consiguiente daño al medio ambiente y la economía. El WEEE Forum trabaja con el Instituto Interregional de las Naciones Unidas para investigaciones sobre la Delincuencia y la Justicia (UNICRI) e Interpol en un proyecto para investigar estos cauces ilícitos. Estas actividades son una fuente de dinero opaco y la mayor parte de ellas financian el tráfico de estupefacientes y el terrorismo.
La Fundación Ecolec colaboró hace un año con la Fiscalía del Estado en la operación “Fragmento”. Sesenta personas fueron imputadas por su presunta implicación en la gestión ilegal de residuos tóxicos de más de medio millón de frigoríficos. Asimismo, junto con el SIG de la República Checa y de Eslovaquia desarrollamos el proyecto WEEE TRACE. Queremos utilizar tecnologías avanzadas como el etiquetado y seguimiento RFid (radiofrecuencia), geoposicionamiento, captura de imágenes, etc. para garantizar los flujos de residuos desde su origen hasta su reciclado final. Los objetivos son claros: incrementar la cantidad de residuos gestionados de forma controlada, cumplir todas las exigencias legales y medioambientales y evitar fugas de los mismos a circuitos no controlados (chatarrerías, exportaciones ilegales, robos, etc.).
Los RAEE se agrupan en diez categorías, según José Ramón Carbajosa: grandes electrodomésticos, pequeños electrodomésticos, equipos de informática y telecomunicaciones, aparatos electrónicos de consumo, aparatos de alumbrado, herramientas eléctricas o electrónicas, juguetes y equipos deportivos o de tiempo libre, equipos médicos, instrumentos de vigilancia o control y máquinas expendedoras.
Sobre la asociación WEEE-Forum
WEEE-Forum es una asociación sin ánimo de lucro creada en 2002 con sede en Bruselas. Agrupa a 41 SIG, seis de ellos españoles, de RAEE de 24 países de Europa. Entre todos suponen aproximadamente las dos terceras partes de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos recogidos en el viejo continente, y representan a más de 17.000 productores que, en el último año, gestionaron medioambientalmente más de dos millones de toneladas de RAEE. Sus responsables pretenden generar un debate general en el mundo de estos residuos, desarrollar estándares y especificaciones técnicas para este propósito e identificar la responsabilidad y actividades de los productores para que, en última instancia, se conviertan en parte de la legislación sobre el reciclaje en Europa.