Más de 150 organizaciones sociales, ecologistas, sindicales, políticas, etc. y centenares de ciudadanos “sin adscripción alguna” han creado la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético. Su portavoz, José Vicente Barcia, asegura que el actual modelo energético es “caro, contaminante, generador de más cambio climático y antidemocrático”. Así lo han querido demostrar en un documental que han presentado en fechas recientes. Por ello, consideran una “falta de honestidad” abundar en este modelo cuando las energías renovables son “eficientes, baratas, no contaminantes, accesibles y modulables”. Barcia destaca la necesidad de que el Gobierno apruebe el autoconsumo con balance neto, porque permitirá generalizar la tecnología solar entre los consumidores y que estos produzcan su propia energía.
El mercado eléctrico derrocha más de 45.000 millones de euros anuales en la importación de materias primas, y está concentrado en cinco compañías con la capacidad de decisión y de acumular ingentes beneficios.
“El mercado eléctrico derrocha más de 45.000 millones de euros anuales “En el documental, dirigido por Alba del Campo, se citan dos componentes. Por un lado, el análisis riguroso de más de 20 expertos en diferentes campos de la energía y el mercado eléctrico. Por otro lado, una explicación pedagógica de los pormenores del oligopolio eléctrico y sus maniobras para erradicar a las renovables, un sector que busca empoderar al ciudadano como productor y consumidor de su electricidad. El filme denuncia las “puertas giratorias” de decenas de políticos, que han terminado en las grandes eléctricas sin saber nada de energía, pero mediante la utilización de sus influencias y contactos.
Nuestro concepto de democracia debe profundizar en la capacidad de la ciudadanía para autogobernarse, sobre todo en materias tan sensibles y trascendentales como la energía. Es imprescindible que la sociedad tome las riendas y reste poder a quienes apuestan solo al máximo beneficio propio. Por ejemplo, es urgente trasladar a la sociedad que el intento por alargar la vida útil de la central nuclear de Garoña tiene como objetivo aumentar los pingües beneficios de las grandes eléctricas, poniendo en riesgo la seguridad de todos. No es suficiente una actualización del sistema actual, sino su derogación para generar otro viable, sostenible y rentable. El gran hándicap de las renovables es que el sol no se puede privatizar.
Proponemos un cierre escalonado de las centrales nucleares, un abandono progresivo de nuestra dependencia de los combustibles fósiles y una apuesta por las renovables en un sistema distribuido y descentralizado. Es imprescindible presionar al Gobierno para que deje de bloquear el autoconsumo con balance neto y lo legisle de una vez, como es su obligación. Por otra parte, es vital crear una nueva cultura del consumo energético, decreciendo, ahorrando, generando posibilidades de eficacia energética. Un nuevo modelo energético lleva en sus entrañas el germen de una nueva forma de habitar el planeta.
Porque otorgará al ciudadano un papel central. Optimizará sus posibilidades de productor de energía, utilizaría la red eléctrica como batería colectiva a la que verter excedentes y de la que extraer, con una compensación de saldos. La revolución solar será inevitable, porque la factura de la luz cada vez es más cara y la instalación solar fotovoltaica o térmica cada vez es más barata y modulable.
“El gran hándicap de las renovables es que el sol no se puede privatizar”Nos encontramos ante un colapso ambiental cuyo síntoma más expresivo, pero no el único, es el cambio climático. Es urgente detener un modelo energético de destrucción ambiental y social. La soberanía energética es la capacidad como sociedad para determinar nuestra forma de generar energía a partir de recursos propios, sostenibles y en un modelo descentralizado, con la doble capacidad de ser productor y consumidor de energía. Desde que se inició la persecución a las renovables se han perdido miles de puestos de trabajo. UNESA (la asociación que representa a la industria eléctrica española) abunda en la deslocalización, porque el trabajo para que el gas o el petróleo lleguen a nuestros motores o calefacciones se desarrolla sobre todo en los países de origen, cuyos trabajadores tienen muchos menos derechos. Tras la llama de nuestras calderas o la chispa de nuestros motores se esconde la violación de derechos humanos.
Hace unos meses fuimos a la UE con más de 180.000 firmas para pedir una auditoría del sector eléctrico que investigue la legalidad y legitimidad real de ese déficit de tarifa. Este es nuestro punto de partida. Por otra parte, resulta vital desarrollar un nuevo modelo energético participado por todos los agentes y no como el que prepara el Gobierno, que claramente representará los intereses del oligopolio de UNESA.
“Las comercializadoras independientes facilitan energía limpia al mismo precio o algo más barata”Pueden hacer mucho. Pueden generar espacios de encuentro, reflexión y movilización social para pedir un nuevo modelo energético. Pueden contratar su factura de la luz con comercializadoras independientes, como Goiener o Som Energia, que les facilitarán energía limpia al mismo precio o algo más barata. Pueden apoyar a productoras de energía renovables con micro inversiones, como Ecooo.
Plenamente. Como subraya Alba del Campo en ‘#Oligopoly2’, los problemas no serán si renovables sí o no, sino si llegaremos a tiempo de parar el cambio climático y si las renovables estarán en manos de la ciudadanía o controladas por un puñado de empresas cuyo lenguaje es la acumulación y la opacidad.
La respuesta de momento está en el viento, en el sol y en las miles de personas que, como dice mi compañera Cote Romero, haremos de nuestro tesón inteligencia y de nuestra inteligencia una palanca de cambio incontenible. El futuro será renovable o no será.