Un estudio llevado a cabo por científicos europeos y estadounidenses muestra que el equilibrio en los niveles de dióxido de carbono de los bosques del hemisferio norte del planeta se está rompiendo a causa de las actividades humanas, como el uso de fertilizantes agrícolas o la quema de rastrojos, entre otras. Estas conclusiones, publicadas en el último número la revista científica británica «Nature», suponen una advertencia sobre determinadas prácticas generalizadas en la agricultura y el cuidado de bosques.
Estas prácticas liberan una mayor cantidad de nitrógeno a la atmósfera, lo que favorece el crecimiento desproporcionado de los bosques de las regiones templadas y boreales del hemisferio norte, según estos investigadores procedentes de de Italia, Francia, Reino Unido, Suecia, Finlandia, Canadá y Estados Unidos. Lejos de beneficiar al planeta, este fenómeno propicia que los bosques, ahora más poblados, liberen a la atmósfera mucho más dióxido de carbono, principal responsable del cambio climático.
«El ser humano controla el equilibrio de los niveles de dióxido de carbono de los bosques de las zonas templadas y boreales, directamente -a través de la gestión de los bosques-, o indirectamente, por las emisiones de nitrógeno», según aseguran los científicos en este estudio, que no se olvida de otras variables que inciden en la circulación de dióxido de carbono, como el aumento de las temperaturas, los cambios en los modos de cultivar la tierra y la respiración y fotosíntesis de las plantas.