Nuevo mensaje de advertencia sobre las consecuencias del cambio climático. Lo novedoso en esta ocasión es que la fuente es la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que indica que si la concentración de CO2 atmosférico rebasa el umbral de las 450 partes por millón y, en consecuencia, las temperaturas medias del planeta suben más de dos grados, la situación se asemejaría «al fin del mundo». Para frenar esta amenaza, la AIE apuesta por las energías renovables y la nuclear.
La comunidad internacional debe alcanzar un acuerdo en la cumbre de diciembre en Copenhague, afirmó esta semana el economista jefe de la AIE, Fatih Birol, de visita en España para intervenir en unas jornadas sobre energía y cambio climático. Aunque será difícil, la alternativa es mucho peor desde el punto de vista ambiental y económico, agregó. Cada año que se retrase la firma de un compromiso de reducción de emisiones de CO2 que reemplace al Protocolo de Kioto sumará un coste adicional de 500 millones de dólares, aseguró Birol.
Como responsable de dos terceras partes de las emisiones de gases de efecto invernadero, Birol admitió que el sector energético debe estar en el centro de las estrategias internacionales contra el cambio climático. La respuesta a corto y medio plazo está en las energías renovables y la nuclear, las únicas que no emiten CO2, así como en la cogeneración asociada a tecnologías de captura y almacenamiento del dióxido de carbono, defendió el economista jefe de la AIE. Son necesarias grandes inversiones en ambos campos y políticas para hacerlas competitivas y rentables, reconoció.
Birol destacó que el actual modelo energético, basado aún en la quema de combustibles fósiles, sigue una «trayectoria equivocada». Se necesita una «verdadera revolución» e inversiones en energías limpias en todo el mundo por valor de 3.500 millones de dólares al año hasta 2030 para limitar la escalada de las emisiones hasta las 450 partes por millón. De lo contrario, las temperaturas podrían subir en algunas regiones del planeta hasta seis grados con consecuencias catastróficas para todos, alertó.
El responsable de la AIE dijo entender los «reparos» que mantienen países como España hacia la energía nuclear. A este respecto, Birol respondió que se trata de una energía con alta garantía en el suministro porque las reservas de uranio están repartidas en muchos países, a diferencia del gas, y sin emisiones de CO2. «La energía nuclear es algo muy valioso en la lucha contra el cambio climático y no podemos permitirnos prescindir de ninguna de las fuentes de energía libres de carbono», explicó. Varios países como Suecia, Italia, Bélgica, e incluso Alemania, han dado marcha atrás o reconsideran ahora su decisión de abandonar la energía atómica.