El archipiélago noruego de Svalbard, situado en el océano Glacial Ártico, dará cobijo a un enorme bunker acorazado, a prueba incluso de las consecuencias del cambio climático. El preciado tesoro que se ocultará en su interior será el banco de semillas más grande del planeta.
La Svalbard International Seed Vault (SISV), también conocida como la «bóveda del fin del mundo», tendrá una capacidad para tres millones de muestras de semillas de todas las naciones. En su interior se albergarán replicados de cada variedad conocida de cultivos, así como de nuevas variedades a medida que surjan naturalmente.
Los responsables de este «Arca de Noe» para semillas, el gobierno noruego y el Fondo Mundial para la Diversidad de Cultivos (FMDC), una ONG sin ánimo de lucro impulsada por organismos internacionales como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), esperan finalizar su construcción para septiembre de 2007, y tenerla operativa para el invierno de 2008.
Imagen: Crop Trust
Según los responsables del FMDC, conservar la vasta diversidad de variedades de cultivos y toda su diversidad genética es fundamental para conseguir luchar contra el hambre y garantizar la seguridad alimenticia mundial, que deberá hacer frente a problemas cada vez más preocupantes en los próximos años, como el calentamiento global o una población en continuo aumento.
En la actualidad, China, Rusia, Japón, India, Corea del Sur, Alemania y Canadá, en este orden decreciente en cuanto a dimensiones, disponen de los mayores bancos genéticos del mundo. Según la FAO, habría en total unas 1.400 colecciones repartidas por todo el planeta. Sin embargo, el FMDC asegura que no disponen de la estabilidad suficiente para garantizar la supervivencia de las semillas almacenadas.
La bóveda tendrá un costo aproximado de unos 2.250.000 euros, proporcionados por el gobierno noruegoLa reserva preservará en principio todo tipo de variedades, si bien se dará prioridad a las consideradas más importantes para la humanidad por la FAO en su Tratado Internacional sobre los Recursos Filogenéticos. Las muestras, conservadas en «cajas negras» de aluminio herméticas, sólo se pondrán en circulación en caso de que todas las fuentes de semillas hayan sido destruidas o agotadas. Asimismo, los responsables del banco reconocen que algunas muestras de Organismos Modificados Genéticamente (OMG) podrían ser también almacenadas.
La bóveda tendrá un costo aproximado de unos 2.250.000 euros, proporcionados por el gobierno noruego. Por su parte, el FMDC cubrirá la inversión operativa continua, y pondrá a disposición de los países en vías de desarrollo la preparación, empaquetamiento y transporte de sus semillas representantes a dicho bunker.
Los responsables del FMDC cuentan también con el apoyo financiero de instituciones públicas, fundaciones, empresas privadas, organizaciones de agricultores, etc., de diversos países. No obstante, los impulsores de esta ONG son conscientes de que todavía podrían contar con más apoyos – España por ejemplo no contribuye a este proyecto- y ofrecen en su página web la posibilidad de participar y hacer donaciones, tanto a organizaciones como a particulares.
Además de apoyar la bóveda de semillas ártica, el FMDC está desarrollando estrategias de conservación para cada cultivo importante y para cada región del mundo, incluyendo semillas y cultivos propiamente dichos. En este sentido, por ejemplo, las patatas sólo pueden conservarse a través de esquejes, y por lo tanto no pueden depositarse en el bunker.
Con apenas tres años de edad, el FMDC ha comenzando la financiación de colecciones clave en peligro y de cultivos alimentarios importantes, como la patata, el trigo y la manzana. De esta manera, según sus responsables, con una inversión monetaria relativamente modesta, se está consiguiendo detener las amenazas más serias contra la seguridad alimenticia.
El diseño del complejo ha tenido en cuenta los peores escenarios del cambio climático para garantizar su supervivencia. Por un lado, la bóveda estará situada a 130 metros sobre el nivel del mar, para evitar posibles inundaciones o el derretimiento de los casquetes polares.
Por otro lado, la bóveda contará con un túnel de 120 metros de profundidad, excavado en la roca, reforzado por un metro de cemento y rodeado por el permafrost (subsuelo permanentemente congelado), lo que garantizará, aunque suba la temperatura externa y falle la electricidad, mantener frías las muestras de manera natural durante al menos los próximos 100 años.
En cuanto a las medidas de seguridad, la instalación está dotada de una puerta acorazada y un cercado de perímetro, y contará con la presencia de las autoridades noruegas. Sus responsables citan también la ubicación remota de la instalación, los inviernos increíblemente fríos, los bancos de hielo e incluso la agresividad de los osos polares hacia los seres humanos como medidas de seguridad adicionales.
Por su parte, el estudio de viabilidad de la instalación concluye que, en condiciones adecuadas, las semillas de la mayoría de los principales cultivos alimentarios podrían permanecer viables durante cientos de años, mientras que otras, incluyendo granos clave, podrían sobrevivir incluso miles de años.