El pasado 13 de noviembre el petrolero ‘Prestige’, con 77.000 toneladas de fuel a bordo, quedaba a la deriva tras sufrir una vía de agua a 28 millas del Cabo Finisterre. Tres días después el fuel escapado de sus bodegas comenzaba a llegar a las costas gallegas. El 19 de diciembre el petrolero se partió por la mitad y se fue a pique a algo más de 130 millas de las islas Cíes. Meses después de su hundimiento, las bodegas del ‘Prestige’ conservan aún varios miles de toneladas de fuel y los restos de combustible siguen llegando a la costa del Cantábrico. ¿Qué medidas se están tomando ante esta situación siete meses después?
Desastre ecológico
El ‘Prestige’, construido en 1976, navegaba con bandera de conveniencia de Bahamas y con 77.000 toneladas de fuel en su bodega. Su hundimiento ha significado la tercera gran marea negra en el Cantábrico y, más concretamente, frente a las costas de Galicia, tras los naufragios del ‘Urquiola’ en 1976 y del ‘Mar Egeo’ en 1992.
Desde su hundimiento, el buque se ha convertido en una constante fuente de contaminación. En el momento de su naufragio, el buque albergaba aún en sus bodegas unas 70.000 toneladas de fuel, de las que se calcula que más de la mitad han sido liberadas al mar. La flota pesquera gallega, cántabra y vasca han extraído desde el momento del hundimiento hasta marzo unas 30.500 toneladas, a las que hay que sumar las 1.300 recogidas por los pesqueros franceses y el hidrocarburo llegado al litoral.
Se calcula que el buque ha vertido alrededor de 40.000 toneladas de fuel a las aguas del Cantábrico, con lo que aproximadamente 37.000 yacen aún en las bodegas del petrolero, a algo más de 3.500 metros de profundidad, desde donde en la actualidad siguen filtrándose al mar. El batiscafo ‘Nautile’ detectó en su hasta ahora última inmersión, realizada el pasado 7 de junio, una “reducción significativa de las fugas residuales”, y estima que las fugas ascienden en la actualidad a 700 kilos diarios, según el último informe del Instituto Francés de Investigación para la Exploración del Mar. Además, el buque de investigación oceanográfica Hespérides ha comenzado ya la investigación geotectónica de la zona en la que se encuentra hundido el petrolero.
Según el Ministerio de Presidencia, no se han observado cambios en la estructura del pecio ni deterioro en el sellado de grietas, y se asegura que las pérdidas de fuel son “mínimas”. Fuentes oficiales señalan que de las 4.485 catas realizadas en las playas gallegas sólo se encontraron restos de fuel en 48, mientras que en Cantabria y Asturias todas “han resultado negativas”.
Sin embargo, las asociaciones ecologistas se muestran muy críticas, y todas ellas coinciden en señalar que el nivel de afectación del litoral es muy superior. Para Ecologistas en Acción, “la mala gestión del Gobierno ha convertido un accidente en la catástrofe ecológica más importante de la historia de España”. Un problema que se agrava, según esta organización, por el hecho de que “no existen cauces adecuados para el transporte de petróleo y derivados”.
Gonzalo Canales, biólogo y presidente de ARCA (Asociación para la Defensa de los Recursos Naturales de Cantabria), incide en otro aspecto: “Lo más preocupante es el manto de contaminación en las cadenas tróficas”. Pese a que se trata de un aspecto “apenas analizado”.
Las capturas del Cantábrico y la salud
Canales recuerda que “durante dos meses ha estado flotando chapapote en la superficie marina, donde flota también el fitoplancton”, que es la base de la cadena alimenticia de la fauna marina. “La larvas de bocartes, anchoas, sardinas y otras especies entran en contacto con este fitoplancton, con lo que al final la contaminación llega al consumo humano”.
La realidad es que no hay datos concluyentes al respecto. Como confirma Canales, “no se ha hecho un estudio de seguimiento ni un estudio epidemiológico, pese a que existe un grave riesgo para la salud”. “Que se marisquee en el Cantábrico es un disparate”, concluye, y apoya esta tesis al recordar que una vez se levantó la prohibición “los pescadores se negaron a faenar, porque una cosa era lo que les decían y otra lo que ellos veían diariamente en la mar”.
Sin embargo, según el Ministerio de Presidencia, “se han analizado 420 muestras de diferentes especies destinadas al consumo humano y dichos análisis garantizan que los productos son plenamente aptos para el consumo en las zonas abiertas a la pesca y el marisqueo”.
La marea negra ha causado un fuerte impacto en las aves y la fauna marina, en especial entre cetáceos y mamíferos. La proporción de mamíferos marinos que aparecen varados en la playa ha aumentado espectacularmente. Como recuerda Josep María Alonso, de la Sociedad Española de Cetáceos, de unos 200 ejemplares anuales varados se pasó en 2002 a 274, y 130 de ellos fueron localizados en los últimos dos meses del año”, justo después del vertido del ‘Prestige’.
Lo mismo sucede con cetáceos y tortugas marinas. Durante los primeros trabajos, el 100% de los ejemplares recogidos estaban impregnados, y un 25% de ellos había muerto como consecuencia de la marea negra. Esta situación se agrava aún más si tenemos en cuenta que “los ejemplares más jóvenes son, por su inexperiencia, los más afectados”, señala Alonso. El 90% de los animales recogidos eran ejemplares jóvenes, y los que han sobrevivido se han visto obligados a cambiar de hábitat.
En cuanto a las aves marinas, se han recogido varios miles de ejemplares muertos. La Sociedad Española de Ornitología ya se refiere al “episodio más grave de mortandad de aves marinas en España y el segundo en la Europa atlántica tras el desastre del petrolero ‘Erica’ de 1999”, y según sus estimaciones, habrán muerto entre 100.000 y 200.000 ejemplares de más de setenta especies de aves marinas, de los que unos 20.000 han sido localizados en la costa.
La flota pesquera, amarrada
La marea negra obligó a permanecer en puerto durante varias semanas a mariscadores y pesqueros del Cantábrico, aunque no existe una cifra oficial de pérdidas. El Gobierno articuló a través del Real Decreto-Ley 7/2002 de 23 de noviembre -después actualizado por el Real Decreto-Ley 8/2002 de 13 de diciembre- una serie de ayudas a fondo perdido para los afectados.
Los armadores han recibido 21 euros diarios más 4,75 euros por tonelada de registro bruto de fuel recogido, mientras que cada tripulante percibió diez euros por día de inactividad, a los que hay que sumar otros 30 procedentes de la Xunta de Galicia. Además, el Instituto de Crédito Oficial habilitó líneas preferentes de crédito para la reposición de instalaciones, instrumental y maquinaria.
Este conjunto de medidas vino acompañado de beneficios fiscales como reducciones en el IAE, IRPF e IVA. Además, los trabajadores por cuenta propia afectados recibieron una bonificación del 100% en el pago de cotizaciones a la Seguridad Social. Estas ayudas estaban encaminadas en principio a Galicia, pero el Decreto-Ley 8/2002 las amplió además a Cantabria, País Vasco y Asturias.
Desde finales del mes de mayo, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) ha recibido solicitudes para la amortización total de préstamos concedidos con anterioridad a la catástrofe por un importe acumulado de 5,5 millones de euros. En la línea de préstamos de intermediación bancaria, se han autorizado ayudas por valor de 7,3 millones de euros, mientras que se han solicitado al mismo organismo préstamos directos por valor de cinco millones de euros, que se encuentran pendientes de resolución.
Por otra parte, y a pesar de que se han eliminado ya la inmensa mayoría de las restricciones para la pesca, la costera de la anchoa y el verdel ha sido definida como “un desastre” por las cofradías de pescadores, que achacan la drástica disminución de las capturas a los vertidos del petrolero siniestrado. Pese a que no se puede establecer una relación directa, ecologistas y pescadores apuntan a que las aguas oleosas han podido hacer desaparecer el plancton del que se alimentan estas especies.
Recuperación de la costa
El deterioro de la costa y en especial de los arenales del Cantábrico fue una de las primeras consecuencias del naufragio. Según la Comisión de Seguimiento del Prestige, “el dispositivo de limpieza y regeneración de la costa puesto en marcha por el Ministerio de Medio Ambiente ha logrado que ya se encuentren limpias 674 playas del total de 723 de Galicia, mientras que 49 mantienen afecciones en rocas y/o capas profundas y ninguna presenta ya restos de fuel en la superficie”. De este modo, según Medio Ambiente sólo el 7% de los arenales gallegos mantienen aún “algún grado de afectación”.
En cuanto al Parque Nacional de las Islas Atlánticas, el Gobierno asegura que “once calas rocosas están afectadas”, mientras que “en las playas, los arenales están libres de presencia de hidrocarburos”.
Una opinión muy diferente mantiene Ecologistas en Acción. Un informe elaborado por la organización demuestra, según su coordinador general, Theo Oberhuber, “que la mayoría de playas tiene afecciones importantes de fuel, tanto a la vista como enterrado”. Para Oberhuber “las labores de limpieza han sido insuficientes y centradas siempre en eliminar el impacto visual y de superficie”. Además, recuerda que “sigue llegando fuel y va a seguir haciéndolo por la propia situación del barco” hasta que se de una solución definitiva. Un informe de Greenpeace corrobora que bajo la superficie de muchas playas del litoral cantábrico, y en especial del gallego, pueden encontrarse restos de fuel.
“Se trata de un impacto a largo plazo, de al menos diez años, cada vez más difícil de evaluar”, señala el coordinador de Ecologistas en Acción. “Nos preocupan especialmente los fondos marinos, en los que el nivel de contaminación es bastante amplio”, insiste.
Desde ARCA se recuerda que la contaminación ha afectado a especies con una vida media de cuatro o cinco años y destinadas al consumo humano, por lo que consideran que no se eliminará el peligro en la cadena alimentaria hasta pasado este tiempo, una circunstancia que niega el Ministerio. Además, consideran “preocupante” que no exista intención de extraer las 37.000 toneladas que aún yacen en el fondo hasta el verano de 2004.
En cuanto a los bañistas de las playas del Cantábrico, su exposición a los vertidos en las playas contaminadas que están siendo o han sido limpiadas es muy pequeña y no produce efectos destacables, según la Dirección de Salud Pública del Gobierno vasco. En cualquier caso, recomienda ducharse con jabón tras el baño en una playa que presente contaminantes derivados del fuel y desaconseja el baño en caso de que aparezcan restos visibles de fuel en el agua.
Los restos de fuel que siguen llegando a las playas, y cuyo volumen ha aumentando en las últimas jornadas, están siendo retirados por cuadrillas de limpieza y voluntarios, un dispositivo que se incrementará a partir del 1 de julio con trabajadores contratados a través del INEM.
Para eliminar el peligro que representa el fuel que aún reposa en las bodegas del petrolero, el Ministerio de Ciencia y Tecnología y Repsol han firmado un convenio para el desarrollo de la tecnología necesaria para la extracción del hidrocarburo o su confinamiento. El plan del Gobierno era comenzar la extracción -la fórmula más viable- en mayo del año próximo. Sin embargo, el Parlamento Europeo ha emitido un informe en el que exige la inmediata extracción del fuel.
El desastre ecológico ha traído consigo también una serie de medidas legislativas. El Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea ha aprobado una Directiva de Responsabilidad Ambiental que obligará a las empresas a reparar los daños ocasionados al entorno protegido. Además, el Ministerio de Medio Ambiente español ha elaborado un anteproyecto de Ley de Responsabilidad Civil Medioambiental cuyo contenido se ha consultado con las comunidades autónomas, el resto de ministerios y diversos agentes sociales.
Además, tanto el Gobierno español como la Xunta de Galicia aprobaron a finales del año pasado un programa de ayudas especiales, después extendido a Cantabria, Asturias y el País Vasco y que aún permanece en funcionamiento.