Ecologistas y cazadores vuelven a enfrentarse. Esta vez, el objeto de la trifulca es la llamada caza en «barraca». La Generalitat de Cataluña ultima un decreto que regulará esta práctica y la captura de aves mediante redes. Los cazadores defienden el texto, mientras que los ecologistas lo consideran «inadmisible».
SEO/Birdlife, Gepec, Ipcena-Ecologistas de Cataluña y Depana ya han anunciado movilizaciones en contra del decreto; y si finalmente prosperara, no descartan acudir a los tribunales para impugnarlo. Califican esta práctica cinegética de «brutal» y se preguntan «cómo la Generalitat se dispone a legalizar una caza prohibida por el Tribunal Supremo y la Corte de Luxemburgo».
Los pájaros quedan atrapados en ramas untadas con un pegamento llamado ?visco?
Si se viaja por el sur de Cataluña es fácil toparse con algunas construcciones curiosas, que recuerdan a pequeños cerramientos de cañas y arbusto. Son las denominadas «barracas». Los cazadores se apostan en su interior esperando a que los pájaros queden atrapados en los árboles-trampa que han elaborado en el techo de las edificaciones. Para conseguirlo, disponen unas varillas entre las ramas, untadas con un pegamento llamado «visco».
Las piezas más codiciadas son los tordos o zorzales, un pequeño pájaro distribuido por toda Europa y que, en invierno, emigra al sur de Europa en busca de temperaturas más agradables. Uno de los corredores por donde pasan estas aves es el Ebro y comarcas colindantes. Allí les esperan las «barracas». Las aves se posan en los árboles-trampa y quedan impregnadas de cola, lo que imposibilita su vuelo. Los cazadores les disparan y caen en el interior de la cabaña.
Sentencias contrarias
Pese a ser una práctica tradicional en el Levante, esta caza tiene un largo historial de sentencias judiciales contrarias y, en la actualidad, sigue siendo ilegal. La Comunidad Valenciana intentó en 2000 legalizarla, pero el Tribunal de las Comunidades Europeas falló en contra en diciembre de 2004, al considerar que vulneraba la Directiva Comunitaria de Aves. Poco después, el Tribunal Supremo español refrendaba la ilegalidad de esta costumbre.
Cristina Sánchez, de SEO/Birdlife, afirma que el 30% de las aves que se atrapan a través de las «barracas» están protegidas. Los cazadores, por su parte, defienden esta técnica. «Es una tradición muy importante, se remonta al 1.600», señala Enrique Marzà, presidente de la Asociación de Barraquistes de Cataluña, quien asegura que «el tordo no es una especie que se esté extinguiendo, al contrario».
Por su parte, la consejería de Medio Ambiente de Cataluña prefiere guardar silencio mientras estudia las alegaciones presentadas y espera el improbable visto bueno de la UE. No califica la caza en «barraca» o «parany» de ilegal, simplemente espera que el decreto prospere.
Pero más allá de las razones de unos y otros, y a la espera de que se dirima la batalla legal, el segundo domingo de octubre empezará la temporada de caza y los «paranyers» volverán, pese a quien pese, a sus «barraques».