La operadora de la central nuclear japonesa de Fukushima, Tokio Electric Power (TEPCO), ha detectado 14 fugas de agua descontaminada debido a la congelación de las tuberías del sistema de reciclaje de la planta por las bajas temperaturas. La compañía tuvo que detener el domingo 29 de enero durante cerca de dos horas el sistema de reciclaje del reactor número cuatro de Fukushima después de descubrir la fuga de unos 40 litros de agua descontaminada.
TEPCO informó también sobre la fuga de unas siete toneladas de agua procesada del reactor seis de la planta debido a la congelación del líquido de las tuberías del sistema de descontaminación del agua radiactiva acumulada en la planta. Según la operadora, las tuberías se habrían congelado después de registrar el domingo temperaturas de hasta ocho grados centígrados bajo cero en el municipio de Namie, cercano a la central en la provincia de Fukushima.
La empresa confirmó que desde que detectó las fugas del agua, que podría contener niveles bajos de contaminación, trabaja para realizar controles permanentes del sistema y para proteger las tuberías de las gélidas temperaturas con materiales aislantes o calefactores si fuera necesario. La eléctrica mantiene instalado en la central de Fukushima un doble sistema de descontaminación del agua radiactiva que se acumula en los sótanos de la planta, y cuya agua reciclada utiliza posteriormente para enfriar los reactores.
El Gobierno japonés y TEPCO declararon a mediados de diciembre que los tres reactores dañados se encuentran en estado de «parada fría», con temperaturas por debajo de los 100 grados centígrados, aunque advirtieron de que llevará años cerrar de manera definitiva la crisis. Además, la semana pasada TEPCO anunció que el volumen de sustancias radiactivas emitidas por la central nuclear de Fukushima aumentó ligeramente este mes por el aumento en las labores de desescombro y las actividades para poner fin a la crisis.
El volumen de material radiactivo emitido por la central en enero fue así de unos 70 millones de becquereles por hora, frente a los 60 millones de becquereles por hora de diciembre, cifras muy inferiores a los 800 billones de becquereles por hora registrados inmediatamente después del accidente nuclear.