La calefacción utilizada en los hogares españoles en invierno representa casi la mitad de la energía consumida en las viviendas. Los gases de efecto invernadero (CO2) generados para producirla «se reducirían en más de un 30% con un sistema de energía solar térmica que han desarrollado investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Ciencia e Investigación (CSIC) y de la Universidad Carlos III (Madrid)», según asegura la Unidad de Cultura Científica de la UNED (divulgaUNED).
Los investigadores de los tres centros citados han diseñando un sistema solar de calefacción y de aire acondicionado que fue probado experimentalmente en un laboratorio de 80 metros cuadrados en Arganda del Rey (Madrid) perteneciente al CSIC.
El objetivo inicial del proyecto, publicado en la revista «Solar Energy», era analizar los factores que contribuyen al correcto diseño de una instalación solar destinada a cubrir la demanda de calefacción de la residencia media española. Esta demanda supone el 42% de la energía consumida en las casas del país. «Con el fin de aprovechar los paneles solares durante el verano se acopló al sistema una máquina de refrigeración por absorción que es capaz de producir frío», explicó José Daniel Marcos del Cano, investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de la UNED. De este modo, la instalación solar resulta operativa durante todo el año y cubre las demandas tanto de calefacción como de aire acondicionado.
El uso de paneles solares térmicos como fuente de energía permite, además, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2 o dióxido de carbono) que se generan en concepto de calefacción y aire acondicionado. Los expertos calculan que el ahorro total -en el supuesto de que todas las casas españolas dispusieran de calefacción- llegaría a los 19,8 millones de toneladas de dióxido de carbono durante los meses de invierno. «Esta cifra representaría un ahorro potencial del 32,8% respecto del total de emisiones producidas por el sector residencial», indicó Marcos del Cano.
Durante los meses de verano, si se tiene en cuenta que los aparatos de aire acondicionado convencionales utilizan refrigerantes con un potencial de efecto invernadero 3.400 veces superior al del CO2 (en un período de 20 años), el uso de esta instalación supondría un ahorro de 9,2 millones de toneladas de dióxido de carbono.