La población de gacelas dorcas saharauis («Gazella dorcas neglecta») que el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) trasladó en abril de 2007 a Senegal para reintroducir en el país africano esta especie extinguida a principios de los años 70, ha logrado duplicarse. Así, hoy son 38 las gacelas dorcas (13 machos y 25 hembras) que habitan en la Reserva de Fauna de Guembeul, cerca de la ciudad senegalesa de San Luis, donde llegaron 20 hace dos años desde el Parque de Rescate de Fauna Sahariana del CSIC en Almería.
«Las gacelas se han adaptado muy bien a las nuevas condiciones de vida, de manejo y de alimentación, y se han reproducido por encima de las expectativas que albergábamos los propios investigadores», explicó la experta del CSIC y coordinadora del proyecto, Teresa Abaígar.
Los científicos españoles han repetido ahora ese viaje con los objetivos de reforzar genéticamente la población de Guembeul y comenzar con la última fase del proyecto, el traslado de gacelas a una nueva reserva, la de Ferlo Norte. Por lo que se refiere al primer objetivo, los investigadores han llevado a Guembeul seis nuevos individuos fundadores para evitar los problemas producidos por la consanguinidad y tratar de mantener la mayor diversidad genética posible. Un macho y tres hembras proceden del zoo de Barcelona, mientras que otros dos machos tienen su origen en el Parque de Rescate de Fauna Sahariana.
Lejos de los humanos
Asimismo, han trasladado 23 dorcas, nueve machos y 14 hembras, desde Guembeul hasta Ferlo Norte, de 500 hectáreas, donde la intervención humana será prácticamente nula y donde las gacelas podrán vivir de nuevo en régimen de libertad o semilibertad. «Tendrán que buscarse la comida y convivir con otras especies de ungulados allí reintroducidos, como el órix de cuernos de cimitarra y la gacela mohor y otras especies de la fauna autóctona, como los facóqueros, los zorros, la gran tortuga terrestre y las gallinas pintadas de Guinea», señaló Abaígar.
Los investigadores detallaron que el traslado de las gacelas se realizó de noche para evitar el calor y en camión, donde iban alojadas en cajas individuales. El equipo tardó unas nueve horas en cubrir un trayecto de 400 kilómetros. «Las gacelas llegaron en muy buenas condiciones a su nuevo hábitat y fueron liberadas inmediatamente. La población local, ganaderos nómadas de la etnia Peul, estaba muy contenta con la operación y participaron muy activamente en la suelta de las gacelas», relató la coordinadora del proyecto.