Asegurar la conservación de su hábitat a medio y largo plazo es una condición imprescindible para garantizar la conservación del lince ibérico, el felino más amenazado del mundo y cuyas poblaciones permanecen en estado crítico, según el informe de WWF/Adena «Lince y Red Natura 2000. Carencias en la designación de Lugares de Importancia Comunitaria», que alerta de notables deficiencias que deben ser corregidas cuanto antes. A pesar del esfuerzo realizado por algunas administraciones, existen «importantes y graves carencias» en determinadas áreas con presencia estable de la especie, entre las que destaca la falta de protección de las Viñas de Peñallana, en Andújar (Jaén), indica este análisis. Según WWF/Adena, algunos territorios estables de lince ibérico de esta zona se están viendo amenazados por las crecientes construcciones ilegales.
Además, el estudio revela que se deben designar más Lugares de Importancia Comunitaria en Doñana, Sierra Morena Oriental, Montes de Toledo-Villuercas-Monfragüe, Sierra de Gata y Sierra de San Pedro. Otro grave problema detectado es la insuficiencia de corredores que permitan la adecuada conexión entre Doñana, Sierra Morena y Montes de Toledo.
WWF/Adena ha solicitado a la Comisión Europea y a las cinco comunidades autónomas con presencia de lince ibérico (Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León, y Madrid) que garanticen la coherencia de la Red Natura 2000 para que este felino recupere las poblaciones y territorios que tenía en 1992. Con este objetivo, deben incluir en este proyecto las carencias señaladas en el informe y garantizar la existencia de corredores protegidos, reclama la ONG. Y es que el análisis muestra que más de un tercio de la superficie declarada no es clave para el lince, mientras que al menos 961.000 hectáreas son susceptibles de ser incluidas. «La Red Natura 2000 es una excelente oportunidad para recuperar las poblaciones de lince ibérico», mantiene la organización. Basándose en estudios científicos, la ONG considera que se deben proteger no sólo las zonas donde actualmente hay presencia estable de lince ibérico, sino también su área de distribución cuando se aprobó la Directiva de Hábitats. Asimismo, defiende que hay que cuidar los corredores que permitan conectar y recolonizar de forma natural los territorios actuales, así como los de finales de los 80.