Un estudio internacional dado a conocer ayer mantiene que la región mediterránea será la que más sufra en Europa el calentamiento global. Elaborado por 16 institutos de investigación en Europa y publicado en la revista «Science», este informe es la predicción más detallada hasta el momento del impacto del cambio climático en Europa occidental para el año 2080.
«Entre todas las regiones europeas, la mediterránea parece la más vulnerable al cambio climático», afirman los autores del estudio. En otros puntos de Europa, las estaciones de esquí alpinas situadas a baja altitud probablemente se quedarán sin negocio, los bosques aumentarán, muchas especies de animales y plantas se desplazarán hacia el norte y las inundaciones del invierno empeorarán desde el Rin al Ródano.
«Los impactos incluyen escasez de agua, un incremento en el riesgo de incendios forestales, desplazamientos hacia el norte en la distribución de las típicas especies de árboles y pérdidas en el potencial agrícola», dicen en el trabajo. El estudio, centrado en 15 países occidentales de la Unión Europea y dos no miembros, Suiza y Noruega, prevé que las temperaturas aumentarán entre 2,1 y 4,4 grados Celsius en 2080.
También serían especialmente vulnerables las regiones montañosas, como los Alpes, debido al aumento de la altitud en la que podrá encontrarse nieve, según el informe dirigido por el Instituto Postdam para la Investigación del Impacto del Cambio Climático de Alemania y la Universidad de Wageningen en Holanda.
El estudio prevé menos lluvia en el sur de Europa y un aumento del riesgo de olas de calor, como la de 2003, cuando murieron 35.000 personas. Para 2080, entre un 14% y un 38% más de la población mediterránea vivirá en áreas con problemas en el suministro de agua. Además, se reducirán las zonas en las que crecen los típicos árboles mediterráneos en España, Francia, Italia y Grecia.
Por el contrario, gran parte del norte de Europa registraría más lluvias y los bosques aumentarían en su conjunto, asegura el informe. Los terrenos más al norte pueden no ser aptos para nuevas cosechas, mientras que las inundaciones más frecuentes y los cambios en los tipos de especies podrían ser dañinos en su conjunto, dijo Dagmar Schroeter, la autora principal del estudio, del Instituto Postdam.