Primero desvelaron el enigma sobre la muerte masiva de abejas y ahora los investigadores del Centro Regional Apícola de Marchamalo, en Guadalajara, que depende de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, han logrado los primeros resultados en las colmenas sometidas a tratamiento. «Nuestras estimaciones revelan que la producción de miel se ha duplicado y también ha aumentado la producción de polen», explica Mariano Higes, asesor de investigación de este centro. Por tanto, las medidas puestas en marcha para combatir el microsporidio «Nosema ceranae», un parásito de origen asiático que no sólo está incidiendo en la despoblación, sino también en el descenso de la producción de las colmenas, empieza a dar sus primeros frutos.
Para llegar hasta este parásito han sido necesarios siete años de investigación, pues los síntomas que produce en las abejas melíferas son parecidos a los causados por otro parásito, como el «Nosema apis». Sin embargo, este parásito suele producir ondas epidémicas cada ocho o diez años, explica Higes, lo que no cuadraba con la prevalencia creciente año tras año del fenómeno de despoblamiento. Además, el hecho de que se observara el fenómeno en zonas muy concretas y alejadas entre sí, incluso en colmenares aislados, descartaba otros factores externos.
Bajo los efectos de este parásito podrían estar más del 50% de las colmenas de nuestro país. Estamos hablando de un censo oficial de dos millones y medio de colmenas, aunque cifras no oficiales aumentan este censo hasta los tres millones de colmenas. Y es que en los últimos años ha desaparecido un 30-35% de las colmenas existentes.