El futuro de las ballenas sigue amenazado. Los responsables de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) no han llegado a un acuerdo y el debate acerca de la moratoria que pesa sobre la caza comercial de estos cetáceos seguirá en el aire. Japón, Noruega e Islandia continuarán con la pesca de estos animales en peligro. Se estima que entre estos tres países han capturado desde la prohibición, de 1986, más de 33.000 ejemplares. Científicos y organizaciones ecologistas señalan la delicada situación de estos mamíferos y aseguran que no hay excusas para levantar la moratoria.
Caza de ballenas a pesar de la moratoria
Imagen: OCVA
La CBI ha reunido recientemente en Agadir (Marruecos) a los representantes de sus 88 países miembros. Entre otras cuestiones, han debatido la propuesta de su presidente, Cristian Maquieira, para legalizar un cierto número de capturas a cambio de cumplir a rajatabla las normas de esta institución. Sin embargo, no ha habido acuerdo y se ha aplazado hasta 2011 cualquier posible decisión.
La caza comercial de ballenas cuenta con una moratoria desde 1986. Sin embargo, en la práctica, tres países continúan con ella: Japón, Islandia y Noruega. Los dos primeros aprovechan el artículo 8 de la convención, que ofrece la posibilidad de capturar ballenas para «investigación científica». Japón caza la mitad de las ballenas permitidas, pero organizaciones ecologistas como WWF aseguran que cada año se capturan sin control de la CBI unos 1.500 cetáceos. Noruega rompió la moratoria en 1993 y es la única nación que caza ballenas con fines comerciales de forma abierta. Se estima que entre estos tres países han capturado desde la prohibición más de 33.000 ejemplares.
Japón, Islandia y Noruega han capturado desde la prohibición de 1993 más de 33.000 ejemplaresLa propuesta de Maquieira tampoco ha sido del gusto de la gran mayoría del comité científico de la CBI. Un grupo de más de 200 expertos ha enviado una petición a esta organización para que se mantenga la moratoria.
Los datos sobre las poblaciones de especies en todo el mundo indican su delicada situación y, por ello, los investigadores aseguran que no se puede hacer ninguna concesión. Se estima que 6 de las 86 especies de cetáceos reconocidas por los científicos están «críticamente amenazadas». Otras nueve se consideran «amenazadas», seis «vulnerables» y muchas poblaciones locales y regionales se encuentran gravemente diezmadas, sin contar la falta de información sobre otras especies, que también estarían en una situación preocupante.
No obstante, los expertos recuerdan que la caza comercial no es el principal problema de las ballenas. Renaud de Stephanis, de la organización para la defensa de las ballenas CIRCE, señala a la degradación de sus hábitats, la escasez de recursos alimenticios, la contaminación y las colisiones con barcos. WWF incluye el cambio climático como un nuevo desafío, en especial para las poblaciones que habitan el Antártico.
Durante la cumbre, también se ha sabido que Rusia se ha negado a detener sus exploraciones petrolíferas submarinas alrededor de la isla de Shakalin, al norte de Siberia. En esta zona vive la ballena gris occidental, que cuenta sólo con unas 26 hembras reproductoras. Japón se ha mostrado favorable a alguna pequeña concesión, pero en ningún caso en el Antártico. En esta zona, considerada el santuario de las ballenas, se prohíbe la caza comercial desde 1994.
Razones a favor y en contra de la caza de ballenas
Imagen: Rene EhrhardtLas posturas entre los defensores de la moratoria y los países cazadores son contrapuestas. Japón e Islandia se escudan en los «motivos científicos», una disposición aprobada hace más de 60 años de antigüedad, cuando no había otra forma de obtener datos biológicos de estos mamíferos. Sin embargo, los detractores de esta práctica recuerdan que hoy en día no tiene sentido, porque hay métodos de estudio que no necesitan matarlas.
Según los defensores de su caza, las ballenas consumen gran cantidad de peces, por lo que ponen en peligro el suministro de alimento de las regiones costeras. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO) apunta a la sobrepesca como causante de la reducción de los bancos de peces.
Sólo un 4% de los japoneses se alimentan de carne de ballenaLos responsables nipones se refieren también al «uso sostenible» de la caza para consumo en su país. Sin embargo, estadísticas publicadas por diarios japoneses hablan de que sólo un 4% de los ciudadanos de este país se alimentan de ese tipo de carne. WWF considera que ese «uso sostenible» podría lograrse con el turismo, como el avistamiento de ballenas, que genera mayores beneficios para las comunidades costeras.
El grupo Whalewatch afirma además que las prácticas para matar a estas criaturas pueden dejarlas agonizantes entre dos minutos y varias horas. El Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW) señala que más de 80% de las ballenas no mueren al momento de arponearlas, debido a la falta de habilidad de los cazadores.
WWF también ha recordado que incluso si se lograra una prohibición real de la caza de grandes ballenas, los cazadores podrían centrar sus esfuerzos en los pequeños cetáceos, como delfines, calderones, marsopas. Tras la moratoria de 1986, se cuadruplicó el número de muertes de la Marsopa de Dall, en las aguas costeras de Japón.
Las especies de ballenas forman parte de la orden Cetácea, a la que también pertenecen los delfines y marsopas, y el animal de mayor tamaño conocido: la ballena azul, que puede llegar a medir hasta 30 metros de largo y pesar 180 toneladas. Al igual que el resto de mamíferos, las ballenas respiran aire en sus pulmones, son de sangre caliente, amamantan a sus crías y tienen pelo.
Bajo de su piel, las ballenas tienen una capa de grasa, muy apreciada por los pescadores, que les sirve como depósito energético y de aislante. Su sistema respiratorio, único en la naturaleza, les permite sumergirse durante largos períodos de tiempo. Las ballenas se comunican mediante unos característicos sonidos líricos que se pueden oír a muchos kilómetros. Esta capacidad comunicativa y su enorme cerebro han hecho pensar que son animales con un alto grado de inteligencia, pero no hay evidencias científicas.
Durante siglos, las ballenas se han cazado por su aceite, carne y el ámbar gris (un ingrediente del perfume del intestino de las ballenas esperma), una práctica que ha provocado la extinción de algunas de ellas. En los últimos años, ha aumentado el fenómeno de los varamientos de ballenas en las costas. Algunos científicos creen que se debe a las explosiones de aire provocadas por los barcos que buscan petróleo y el uso de sónares de los barcos de guerra.