Las emisiones de CO2 del sector eléctrico se redujeron un 25,5% respecto a septiembre, después de siete meses de continuas subidas, según se desprende del Observatorio de la Electricidad elaborado por WWF. Si se compara esta cifra con la anotada en octubre de 2009, las emisiones retrocedieron un 27,5%. La ONG atribuye este descenso al incremento de la producción de electricidad con energías renovables, en especial la eólica, y a la caída de la producción con carbón.
La aportación de la energía eólica en la producción de electricidad se situó en el 17% en octubre, lo que supuso un incremento del 75% con respecto al mes precedente. Además, la producción eólica acumulada hasta octubre fue un 25,3% superior a la del año pasado. En cuanto a la energía hidráulica, también incrementó su aportación un 10%. En total, estas fuentes limpias aumentaron su contribución al mix energético un 29,8% en comparación con octubre de 2009.
WWF destaca en su Observatorio «la importante caída en la generación eléctrica con combustibles fósiles», en especial el carbón, en octubre. Las centrales de carbón redujeron su aportación al sistema eléctrico en un 33,4%. Este retroceso es el primero que se registra en los últimos seis meses. Según la organización, todo ello ha tenido como resultado «una mejora significativa» de las emisiones medias del mix peninsular con respecto a los meses previos, al situarse en 183 kg de CO2 por MWh generado. En comparación con octubre de 2009, la producción con combustibles fósiles disminuyó un 24,1%.
La quema de carbón para producir electricidad generó el 49% de las emisiones peninsulares. El 48,7% se produjo en las centrales de ciclo combinado de gas natural y el resto en centrales de fuel. Las emisiones acumuladas hasta octubre de este año fueron un 42,5% inferiores a las registradas hasta la misma fecha en 2009.
La demanda eléctrica total se mantuvo en los mismos niveles de octubre del año pasado, con un ligero aumento del 0,3% y disminuyó un 1,4% frente a los datos de septiembre. Ello ha dado como resultado «una mejora en los niveles de calidad ambiental de las emisiones de dióxido de carbono, que en octubre recuperaron la clasificación B (el nivel A es el mejor y el G el peor)», destacó WWF.