Los mares del planeta sufren cada año millones de pequeños derrames contaminantes procedentes de barcos, refinerías costeras y plataformas petrolíferas. Un estudio de la Universidad Politécnica de Cataluña advierte de que el impacto ambiental de los pequeños vertidos diarios es mucho mayor que el ocasionado por un gran accidente. Y es que sólo un 7% de los vertidos de fuel en el mar son provocados por grandes accidentes de petroleros como el «Prestige» o el «Erika», según revela este trabajo elaborado por los profesores del departamento de Física Aplicada de la Politécnica de Cataluña José Manuel Redondo y Alexei Platonov, quienes desde el año 1996 han estudiado la contaminación marina producida por los vertidos de petróleo. Una investigación llevada a cabo en el marco del programa «Clean Seas», financiado por la Unión Europea (UE).
Los estudios de este programa, en los que se comparó la contaminación de los mares del Norte, Báltico y Mediterráneo, han lanzado una seria advertencia sobre el enorme impacto ambiental que provocan los pequeños vertidos de petróleo -desde un litro a unas 80 toneladas- por su excesiva frecuencia, según explicó Redondo. Y es que la probabilidad de que ocurra un accidente de la magnitud del «Prestige» se presenta cada dos años y medio, según el análisis estadístico de los vertidos de petróleo que han ido a parar al mar en los últimos 35 años.
Para las investigaciones del programa «Clean Seas» se utilizaron satélites SAR (radar de apertura sintética), que permitieron captar claramente en alta mar las rutas marítimas más habituales de los buques petroleros por el reguero de las manchas de fuel, aceites y sustancias tóxicas que dejan a su paso. Este tipo de satélites han mostrado su eficacia sobre todo en el Mar Mediterráneo, donde las aguas están más calmadas. Además, el nuevo satélite Envisat lanzado por la Agencia Espacial Europea en marzo de 2002, equipado con un nuevo dispositivo, ha mejorado las posibilidades de monitorización de la superficie marina.
Vigilancia por satélite
Sin embargo, ninguna comunidad autónoma española ha utilizado hasta ahora los satélites para la vigilancia de los petroleros -sólo de forma experimental-, pues se trata de «una tecnología muy cara», indicó Redondo, aunque sí se utilizan en Francia. En este sentido, el profesor de la Politécnica dijo que en los estudios comparativos realizados sobre la calidad de las aguas del Mediterráneo quedó demostrado que los restos de vertidos estaban mucho más próximos de la costa barcelonesa que del litoral de Marsella. Así, cerca de la costa francesa, principalmente en las rutas marítimas que se dirigen a Marsella, no se detectó un número tan grande de derrames como en las proximidades de Barcelona. Este hecho se debe a la existencia de un control aéreo sistemático realizado por el Gobierno francés sobre aguas costeras, que permite multar a los capitanes y armadores de los buques infractores.
Si se comparan las manchas de petróleo aparecidas entre 1996 y 1998 cerca de Marsella con las de la costa de Barcelona, se observa un importante aumento de la contaminación y del número de derrames detectados en el litoral catalán, con un máximo detectado en una franja entre 40 y 60 kilómetros de la costa. En Marsella, el máximo de fuel derramado se descubrió a una distancia de unos 140 kilómetros de la costa, lo cual evidencia la existencia de una férrea y sistemática vigilancia medioambiental, concluyó Redondo.