Las mejoras tecnológicas se podrían traducir en el año 2030 en una reducción acumulada del 40% de la demanda energética en España a costes muy reducidos o nulos. Así lo asegura el informe anual «Economics for Energy» de la Comisión Nacional de Energía (CNE), que realiza una estimación de los potenciales y de los costes de reducción de la demanda de energía, «algo que no se había realizado hasta el momento de esta forma en nuestro país», destacó la CNE.
Los resultados del estudio muestran que para 2030 la demanda de energía podría estabilizarse cerca de los niveles de 2010, lo que supondría una reducción de un 26% respecto a la demanda previsible en ausencia de un cambio tecnológico. También se señala que la implantación de políticas más agresivas o una evolución acelerada de las distintas tecnologías podrían proporcionar un potencial de reducción aún mayor. Así, la apuesta por las tecnologías más eficientes conllevaría una reducción adicional de un 20% sobre el escenario esperable para 2030.
El estudio no ha considerado los efectos de cambios de comportamiento, «por lo que el diseño de políticas de concienciación de los consumidores o basadas en señales correctas de precios podría llevar a ahorros todavía superiores», señaló el organismo regulador.
Por otra parte, los autores del informe consideran que dejar los cambios a merced del mercado no resultaría tan efectivo, incluso en un escenario de avance tecnológico, especialmente si el coste de la energía es bajo. En este caso, se consigue una reducción de la demanda bastante menor (aunque no despreciable), del 15% con respecto a los niveles tendenciales.
En cuanto a los costes, el estudio indica que a pesar de que incorporan la interacción entre las tecnologías y unas elevadas tasas de descuento para los consumidores residenciales, todos los escenarios muestran cómo más del 40% del potencial de reducción podría lograrse con costes negativos y más del 60% se lograría a un coste inferior a 50?/MWh (que es inferior al coste considerado para casi todos los combustibles en 2030).
La comparación de costes entre escenarios también apunta a la enorme influencia de los precios de la energía: una bajada en el coste del gas natural, asumida por este informe para el escenario tecnológico, hace que el coste de las medidas de eficiencia energética aumente de forma considerable porque se reducen los ahorros monetarios. Por ello, «es especialmente necesario reiterar la importancia de que los precios de la energía recojan todos los costes para dar la señal correcta al ahorro energético», dijo la CNE.
Las recomendaciones del documento con respecto a la optimización de las políticas de fomento del ahorro energético de cara al futuro se centran en asegurar una mayor penetración de las energías renovables en el sector eléctrico, reducir los consumos en los vehículos con la potenciación de los híbridos pero también con la mejora de los convencionales; o favorecer el cambio modal hacia el ferrocarril. También se aconseja mejorar la eficiencia en la climatización de edificios mediante calderas eficientes y bombas de calor.
Por su parte, entre las tecnologías con mayor potencial de evolución destacan las de iluminación eficiente, los coches híbridos o los coches eléctricos. En este caso «será fundamental que la evolución tecnológica se materialice y se abarate su coste, para lo que puede ser esencial un esfuerzo adicional en I+D», señaló la CNE.