El hidrógeno y las pilas de combustible se consolidan con fuerza como dos opciones importantes para la producción limpia y eficiente de energía y calor. La Universidad de Zaragoza y el Instituto de Nanociencia de Aragón se muestran partidarios de generar ese hidrógeno a partir de energías renovables, como la fotovoltaica, solar y eólica, en lugar de utilizar combustibles fósiles, como el petróleo o el gas natural.
La Universidad de Zaragoza explica que la demanda de energía crece a una velocidad «alarmante» y los principales suministros, los combustibles fósiles, aportan importantes problemas, como contaminación de gases, disminución de las reservas de petróleo, regulación y política medioambiental y los altos precios. Ante esta situación, en Europa se han definido varias medidas: reducir el 8% de las emisiones de CO2 para 2008, mejorar la eficiencia energética un 18% desde 1995 a 2010, aumentar el uso de cogeneración un 12% y duplicar el uso de energías renovables.
El proyecto internacional Zeocell, que dirige un grupo de investigación aragonés y en el que participan cinco países, ha sido presentado en la Feria Internacional del Hidrógeno, que estos días celebra la Asociación Española de Hidrógeno en Zaragoza con la asistencia de más de 50 expertos de todo el mundo. Este proyecto apuesta por la producción de electricidad a partir de combustibles como hidrógeno o alcoholes como metanol o etanol, mediante una de las tecnologías más prometedoras y sostenibles de hoy en día, como son las pilas de combustible de membranas de intercambio de protones de alta temperatura. Sin embargo, hay que alcanzar varios retos antes de que estas pilas de combustible lleguen a ser comercializadas, señala María Pilar Pina, doctora en Ciencias por la Universidad de Zaragoza y una de las coordinadoras del proyecto Zeocell.
Búsqueda de materiales
Un punto clave para que esta tecnología sea competitiva y pueda ser utilizada de forma masiva es disponer de materiales para preparar membranas capaces de operar a altas temperaturas (superiores a 120 grados), sin perder sus prestaciones de calidad. Esto debe hacerse bajo un proceso de fabricación escalable y de bajo coste. La universidad asegura que ahí se encuentra el «auténtico desafío tecnológico» del proyecto.
El grupo de investigación Películas y partículas Nanoporosas de la Universidad de Zaragoza no sólo participa en este proyecto internacional, en el que colaboran siete equipos de cinco países, sino que además actúa como coordinador del mismo. Esta red internacional de investigadores trabaja en el diseño de un dispositivo -pila de hidrógeno- para contribuir a reducir en un 20% las emisiones de CO2 a la atmósfera, uno de los objetivos trazados por la Unión Europa (UE) y que debería convertirse en una realidad generalizada a partir del año 2020. Otro de los puntos considerados claves para facilitar el despliegue de esta tecnología es conseguir un suministro de hidrógeno, no a partir de combustibles fósiles, como el petróleo, gas natural, etc., sino a partir de energías renovables, como la fotovoltaica, solar y eólica.
El proyecto Zeocell desarrollará membranas nanoestructuradas basadas en un nuevo material compuesto y multifuncional hecho de la combinación sinérgica de zeolitas, líquidos iónicos y polímeros. Es la primera vez que se plantea el desarrollo de este tipo de materiales para ser aplicados de manera industrial en el futuro.