Un estudio del Museo de Zoología de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), publicado ahora en la revista «Nature», mantiene que las serpientes evolucionaron hasta alcanzar su actual anatomía sobre la superficie terrestre y no en el mar. La teoría se basa en el hallazgo en la Patagonia argentina de un fósil de serpiente, que es el más antiguo conocido hasta el momento y que es además el único en el que este reptil aparece dotado de una especie de caderas.
Las caderas que se aprecian en el fósil son un componente del esqueleto llamado región del sacro que une la parte trasera de las caderas con la columna vertebral. Este elemento muestra que las primitivas piernas de las serpientes podrían haber estado adaptadas para cavar y gatear. El descubrimiento refuerza la teoría de que las primeras serpientes eran animales que habitaban madrigueras terrestres en vez de animales marinos que más tarde salieron del medio acuático para comenzar a arrastrarse sobre la tierra.
El fósil recién descubierto pertenece a una especie que vivía en el periodo Cretácico tardío, hace más de 65 millones de años. Estas serpientes perdieron más tarde sus caderas y después sus piernas a medida que se especializaban más en su medio, adoptando gradualmente la gama de estilos de vida acuáticos y terrestres que conocemos en la actualidad.