El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advierte en un informe que la actividad humana está a punto de acabar con las últimas poblaciones de delfines de río en Asia. La construcción de grandes presas que dañan y transforman el ecosistema, y la cada vez menor calidad de las aguas -la contaminación va en aumento- son los principales factores que amenazan la supervivencia de esta especie.
Los delfines de agua dulce hacen de termómetro medioambiental; es decir, son unos perfectos indicadores que radiografían el estado de salud de los ríos. La calidad del agua tiene un efecto «directo» sobre estos animales que, además, se alimentan de peces que también reaccionan a los nocivos cambios de sus nichos ecológicos.
Los datos de WWF indican que los más amenazados son los delfines que surcan las aguas del río Yangtze, en las que apenas quedan 13 ejemplares. El resto suele habitar en el Ganges, el Indus y en los ríos del sudeste asiático, donde, según las últimas cifras, su presencia ronda los «3.000 ejemplares».
Las razones de esta situación guardan una relación directa con el impacto humano sobre el medio ambiente. La contaminación industrial y agrícola causa estragos, ya que en los tejidos de los delfines se han encontrado restos de pesticidas y herbicidas. Asimismo, la edificación de presas, que destruye los sitios donde los peces depositan sus huevos, impide una adecuada alimentación de estos cetáceos e imposibilita su desplazamiento natural.