La ingesta de alimentos y las elecciones que realizamos como consumidores cobran vital importancia al tener que cuidar el planeta y respetar la multitud de ecosistemas y seres vivos que lo cohabitamos. A esto se une que, además, las características de una dieta saludable pasan por alimentos de origen vegetal, que son los que menos contaminación y problemas generan en el ecosistema. La producción de verduras congeladas contribuye a ello. Veamos el porqué.
Impacto ambiental de los alimentos
Toda producción tiene un efecto en el medio ambiente y, en el caso de los alimentos, el impacto medioambiental se multiplica por millones de producciones. Una cifra: solo la cadena de suministro de alimentos es responsable del 26 % de las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero el impacto del que hablamos puede variar hasta 50 veces entre productores, y esto crea grandes oportunidades de mitigar las consecuencias en el entorno natural.
En un artículo de la revista Science respaldan el enfoque en el que los productores monitorizan los impactos medioambientales, para ver cumplir sus objetivos y comunicarlos a los consumidores para mejorar la sostenibilidad. ASEVEC, la Asociación Española de Fabricantes de Vegetales Congelados, se suma al recordar la importancia de concienciar a los consumidores sobre las bondades nutricionales y medioambientales que tienen las verduras ultracongeladas. Y es que el proceso al que se someten las verduras permite procesar la materia prima vegetal de forma eficiente y con bajo impacto ambiental; un tratamiento que no dura más de tres horas desde la cosecha hasta que queda listo para el consumo.
En general, el procedimiento se realiza directamente en las principales zonas de producción, garantizando la recolección en el momento óptimo, evitando así el deterioro de los productos y reduciendo, de esta manera, el porcentaje de residuos orgánicos. Además, el producto llega al consumidor limpio, cortado y listo para cocinar, impidiendo que se generen desperdicios y evitando tirar comida, puesto que puedes cocinar la cantidad que requiera tu plato y el resto guardarlo sin que pierda ninguna de sus propiedades ni se estropee. En resumen, el proceso de ultracongelación minimiza las posibilidades de contaminación de los alimentos, baja los costes de tiempo, cocina, consumo de agua y de energía y tiene un menos impacto medioambiental.
También es necesario romper una lanza en favor de las verduras ultracongeladas cuando las comparamos con las frescas. Y es que las primeras se congelan a gran velocidad y en continuo movimiento para conservar cada una de sus propiedades (calidad, sabor y valor nutricional). El proceso se realiza con aire a -40 ºC, que permite que el producto alcance con rapidez la temperatura de -20 ºC. La ultracongelación posibilita procesar la materia prima vegetal de forma eficiente y con apenas efectos en el entorno.
Asimismo, varios estudios como el de la Universidad de Georgia (2017) o la de California-Davis (2015), ambas en EE.UU., han concluido que el contenido nutricional y vitamínico de los productos ultracongelados es comparable, y en ocasiones hasta superior, al de los frescos. Por todo ello, las verduras ultracongeladas son uno de los productos clave al preparar platos saludables y equilibrados, dado que podemos consumirlas limpias, troceadas y con la totalidad de sus propiedades, color, sabor y texturas, y encima, disponibles durante todo el año.
Los fabricantes de verduras congeladas insisten en la puesta en valor del equilibrio y destacan la importancia de las verduras congeladas como productos sostenibles en una dieta saludable. El papel de los consumidores es una parte vital de la solución, aunque no alcanza para reducir los impactos ambientales globales.