Los primeros signos de regeneración de la vegetación en las zonas arrasadas por el fuego en Galicia tardarán en apreciarse entre tres y cinco años, pero la vuelta a la normalidad no se alcanzará hasta dentro de 50 años, según expertos en la recuperación de suelos dañados. La Xunta ha anunciado que comenzará «de inmediato» actuaciones de regeneración.
La capacidad de recuperación del terreno arrasado depende en gran parte de su inclinación, y es complicada en las zonas en pendiente, dado que los nutrientes presentes en las cenizas son arrastrados por el agua y el viento. Unas lluvias intensas favorecerían la erosión directa del suelo, lo que sería negativo para la regeneración del terreno y arrastrarían las cenizas a los ríos y al mar, donde afectarían a la pesca y a la cría de moluscos en las rías.
Francesc Prenafeta, investigador del Centro Tecnológico de Gestión de Residuos Orgánicos de Barcelona, cree que sería necesario «un mayor equilibrio» en la futura reforestación de las zonas afectadas y realizar una repoblación «con plantas compatibles con el entorno». El eucalipto, señala, es una especie que se ve «favorecida» por el fuego; su crecimiento es rápido y tiene «una gran capacidad de recuperación» en comparación con otros árboles, pero es un gran «depredador» de los suelos e inhibe el crecimiento de otras especies.
El doctor en Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid Juan Oñate precisa que si el objetivo que se busca es la calidad ecológica habría que repoblar las zonas quemadas con especies de crecimiento lento, como el roble albar, y no con eucaliptos.
Actuaciones
La Consejería de Medio Rural tiene previsto implantar de forma inmediata una cubierta herbácea protectora de la erosión en las zonas quemadas «más sensibles» a procesos erosivos para, posteriormente, acometer acciones de revegetación adecuadas a cada caso.
Los criterios técnicos de regeneración pasan por la restauración de los ecosistemas afectados por el fuego, mediante la aplicación de medidas para evitar la degradación de los suelos quemados.
Las actuaciones se centrarán en la instalación de vegetación herbácea de la forma más rápida posible sobre la zona quemada y, en particular, en las áreas de pendiente, que necesitan una actuación urgente para crear bandas de vegetación que frenen el arrastre de partículas.
Respecto a las semillas, se utilizarán las de tipo pratenses -leguminosas y gramíneas- o cereales de rápida implantación. Medio Rural facilitará las semillas a las comunidades y los agricultores para su aplicación con medios propios.
Efectos en las cuencas
La Xunta debe controlar además los efectos de los incendios en las cuencas hidrográficas. Los primeros análisis han permitido al Ejecutivo autonómico descartar que exista contaminación en las aguas ni arrastre significativo de cenizas hacia las rías.
Los técnicos han empezado a analizar el agua de los ríos que pueden resultar más afectados. Los análisis se llevarán a cabo cada cuatro días en los cauces de La Coruña y Pontevedra.
Por otro lado, la Xunta estudia la posibilidad de intervenir como acusación particular en los procedimientos judiciales contra los presuntos incendiarios detenidos. Ayer fue puesto a disposición judicial un hombre de 36 años acusado de quemar 24 hectáreas del municipio coruñés de Toques. Tras interrogarle, el juez ordenó su ingreso en la prisión coruñesa de Teixeiro.
Recuperar el turismo
Además del daño medioambiental, los fuegos han provocado numerosas cancelaciones en establecimientos hoteleros y la salida precipitada de turistas de Galicia. Se calcula que las pérdidas del sector turístico atribuibles a las llamas ascienden a 90 millones de euros.
Los empresarios de Pontevedra consideran que el turismo de esta provincia ha sido el más afectado y que sólo entre los enclaves de Baiona y Sanxenxo las pérdidas ascienden a seis millones de euros.
Para tratar de paliar el efecto negativo de los incendios, la Consejería de Turismo ha puesto en marcha una campaña de promoción de las zonas quemadas que se mantendrá hasta finales de año.