El aumento de temperatura del agua provocado del cambio climático y la actividad marítima humana están creando «cambios en la biodiversidad» del Mar Mediterráneo, en el que «se están desplegando especies invasoras» llegadas de otros mares y océanos, atraídas sobre todo por las altas temperaturas, según explicó el pasado viernes el director general del la Comisión Internacional para la Exploración del Mar Mediterráneo (CIESM), Frédéric Briand.
Los expertos han constatado definitivamente el aumento de la temperatura del Mar Mediterráneo en un grado y el incremento del nivel del mar entre 5 y 10 centímetros en los últimos años, así como «una reducción de la corteza continental» provocada «no sólo por el cambio climático sino por la acción del hombre» en las costas marítimas, cada vez más pobladas y contaminadas, señaló Briand.
Aumento regular y constante
Estos cambios, «producidos sobre todo en los últimos 15 años» y de los que se desconoce aún «si son temporales o permanentes», están siendo estudiados con más detalle gracias a las nuevas tecnologías, que han permitido instalar sensores en varios puntos del fondo marino mediterráneo, como el estrecho de Gibraltar, las islas Baleares o la costa de Túnez.
«Estos sensores nos dan señales desde hace dos años de que existe un aumento pequeño pero regular y constante de la temperatura del agua en el fondo marino», por el que en ningún punto es menor a los 13 grados, explicó Briand, aunque matizó que el agua del Mediterráneo siempre ha sido más caliente que la de otros lugares del mundo.
En los últimos 10.000 años, el Mar Mediterráneo ha subido en 120 metros, como fruto de un proceso natural, pero este proceso se ha visto incrementado sobre todo desde hace 15 años por efectos del cambio climático y de la acción humana.
Estos cambios han traído consigo modificaciones también en las especies marinas que habitan el Mediterráneo. «Se están desplegando especies termofílicas, atraídas por el agua caliente, que nunca habían vivido en el Mediterráneo y que llegan a él principalmente atravesando el canal de Suéz», en Egipto, explicó la representante del Instituto Nacional Oceanográfico de Israel, Bella Galil.
Galil es la responsable de un proyecto del CIESM «de seguimiento de las especies invasoras que llegan a los puertos» y «que se están desplegando por todo el Mediterráneo». El 80% de las «especies invasoras» llegan a través del canal de Suéz, del que Galil recordó que fue construido artificialmente por el hombre, y el resto aparece debido al tráfico marino y la proliferación de puertos deportivos en todo el mundo, que ocasionan «también la exportación de especies del Mediterráneo a otros mares».
Los científicos expresaron su preocupación por los «efectos desastrosos» que pueden tener estos cambios en el Mediterráneo, provocados principalmente por el hombre, y reclamaron «a las instituciones europeas y al Banco Mundial» más recursos económicos para luchar contra ellos. Además, pidieron un esfuerzo para frenar «la degradación de las costas», que ha adquirido «una rapidez sin precedentes» debido a la creciente urbanización del litoral y al turismo.