La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) asegura que los daños ocasionados por las olas generadas por el ciclón «Nargis» en Myanmar se podrían haber reducido si hubieran existido más zonas de manglares.
Y es que, según la organización, a lo largo de las últimas décadas se han eliminado amplias zonas de manglares en la costa de Myanmar y las comunidades costeras están ahora más expuestas a los daños de un ciclón. «Los manglares han sido convertidos en terrenos agrícolas y estanques piscícolas. Los asentamientos se han acercado al mar y la combinación de la proximidad a los peligros costeros y la ausencia de un bosque protector que actúe como amortiguador han aumentado los riesgos de la población en muchos países, incluyendo Myanmar», afirma la FAO.
Barrera contra los ciclones
Según la organización, la zona de manglares en el delta del río Ayeyarwady, gravemente afectada por el ciclón, ocupa ahora algo más de 100.000 hectáreas, menos de la mitad de su extensión en 1975. También resulta preocupante la sobreexplotación de los recursos de los manglares, que ha conducido a una disminución de la densidad de la cubierta forestal. Aunque las barreras porosas como los árboles y bosques costeros no pueden impedir las inundaciones asociadas a esta subida del nivel del mar, que alcanzó 3,5 metros de altura, la vegetación costera densa e intacta tiene un potencial considerable para reducir el impacto de las olas y corrientes, apunta la FAO. Los bosques costeros pueden servir de cortavientos para reducir la devastación de las comunidades costeras por los ciclones, añade.
Los manglares sanos reducen la fuerza de las olas «especialmente bien gracias a la resistencia de las raíces aéreas, los troncos de los árboles y las ramas», indica la organización. Los manglares también atrapan y estabilizan los sedimentos y disminuyen el riesgo de erosión costera mediante la disipación de la energía superficial de las olas.
Medidas a adoptar
El aumento del nivel del mar y el incremento de la frecuencia e intensidad de las tormentas como consecuencia del cambio climático propiciarán en el futuro un riesgo mayor para las zonas costeras, augura la FAO. Desaconsejar nuevos asentamientos en las proximidades de la costa y mantener sanos los manglares y otros bosques costeros serán medidas importantes para proteger los activos y poblaciones costeras, subraya la organización. A su juicio, es necesario también reestablecer de forma urgente las infraestructuras e instalaciones dañadas y tomar medidas para facilitar una planificación racional de las zonas costeras. El objetivo es mantener su capacidad de resistencia y reducir la vulnerabilidad de las comunidades y ecosistemas costeros, concluye la FAO.