Los españoles son, tras austriacos, griegos y chipriotas, los europeos que más rechazan la energía nuclear, si bien es cierto que la mayoría no pide su eliminación sino una reducción importante en su uso, según un estudio.
Este trabajo revela que mientras en los países occidentales crece la propensión a disminuir el peso del segmento nuclear, en las economías emergentes parece ocurrir justo lo contrario, pues es improbable que renuncien sin más a la que es, junto al carbón, la fuente de energía masiva de menor coste económico en este momento.
Al cierre de 2006, había 433 centrales en funcionamiento en 31 países, que producían el 16% de la energía consumida en el mundo. En la Unión Europea (UE), las instalaciones de este tipo alcanzaban las 145, repartidas en 15 Estados miembros.
En España, los ocho reactores que hay produjeron el año pasado una quinta parte de la electricidad consumida en el país. El Gobierno tiene previsto presentar antes de que finalice la actual legislatura un calendario de cierre de plantas nucleares.