El cambio climático está favoreciendo la proliferación de incendios forestales, cada vez más numerosos y destructivos. La situación no ha pasado desapercibida para la Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que insta a los países a invertir más en prevención y preparación contra el fuego.
«Los países necesitan mejorar su colaboración, compartir sus conocimientos y centrarse cada vez más en las personas, que son la causa principal de los incendios, a través de campañas de concienciación y educación», afirma Peter Holmgren, jefe del Servicio de Desarrollo de Recursos Forestales de la FAO.
La agencia de la ONU estima que cada año los incendios forestales consumen alrededor de 5.130 millones de toneladas de biomasa, y liberan 3.431 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, que se suman a las emisiones de las industrias que provocan el efecto invernadero y el cambio climático. La incidencia y gravedad de los incendios aumentará sobre todo en Norteamérica, debido al calentamiento global, y en la región mediterránea, por el aire cada vez más caliente y la menor pluviosidad en verano.
La FAO añade que en el sudeste asiático, el uso recurrente al fuego para ganar nuevas tierras y destinarlas a la agricultura genera emisiones que afectan seriamente al medio ambiente y a la salud humana.