Los linces que integran el programa de cría en cautividad que desarrolla el centro onubense de El Acebuche, en pleno Parque de Doñana, han entrado en celo, según han confirmado los responsables del proyecto, que dirige la veterinaria Astrid Vargas.
Estos expertos han certificado en las tres hembras y dos machos en edad reproductora del programa -una de las hembras, «Morena», de 14 años, se considera demasiado vieja, y uno de los machos, «Cromo», aún no ha alcanzado la plena madurez sexual- los cambios de comportamiento que acreditan el celo de esta especie. Roncos maullidos, marcado territorial por orina, reconocimientos olfativos, choque de cabezas y lamidos constituyen el cortejo que lleva al apareamiento.
A pesar de haberse observado ya cópulas de los ejemplares estabulados, los expertos son cautos. «Nos gustaría insistir en que la observación de cópulas en cautividad no implica necesariamente una gestación», señala Vargas, que recuerda que hace un año se observó celo reproductor en varios de los individuos sin que finalmente diera los frutos esperados. El plan de cría en cautividad es la última esperanza para salvar al lince ibérico de la desaparición. Aunque no hay un censo oficial cerrado, los especialistas del Ministerio de Medio Ambiente y de la Junta de Andalucía barajan un número máximo de 120 ejemplares en libertad y dos únicas poblaciones reproductoras viables, Doñana y Sierra Morena.
El recinto de cría de El Acebuche reproduce el hábitat natural del lince ibérico, e incluye zonas de campeo, matorral bajo y troncos secos donde, llegado el caso, las hembras podrían parir tras una gestación de unas ocho o nueves semanas y cuidar a su camada, que oscila entre una y cinco crías, aunque lo habitual es que sean dos o tres.
Para primavera
Si todo va bien, en primavera podrían nacer los primeros linces ibéricos en cautividad. Un hito histórico en la evolución de este felino, el más amenazado del planeta, y que podría, tal vez, marcar un punto de inflexión en el declive de la especie.
Hasta la fecha no existe ningún método no invasivo, sin uso de anestesia, para diagnosticar con certeza la gestación de una hembra. Como en otros felinos, son frecuentes además las pseudogestaciones o embarazos psicológicos, de modo que la única forma segura de averiguar si una hembra está o no preñada es «esperar al parto», según los especialistas del centro.