Un equipo de investigadores japoneses ha constatado que los mamíferos marinos de todo el mundo acumulan cada vez más radiactividad como consecuencia de las pruebas nucleares y del funcionamiento de las plantas atómicas.
Según un estudio del Instituto de Salud Pública y Ciencia del Medio Ambiente de la región de Ehime, en el oeste de Japón, los delfines, las focas y las ballenas tienen en sus músculos acumulaciones de sustancias radiactivas que aumentan en proporción a la contaminación del mar.
Los casos más extremos se localizaron en las costas del Reino Unido y en Rusia, en el lago Baikal y en el mar Negro, debido posiblemente a la explosión del reactor nuclear en la planta ucraniana de Chernóbil, en 1986.
Los investigadores inspeccionaron 47 animales muertos o capturados en once regiones de todo el mundo y midieron la presencia de Cesio 137, una fuente radiactiva de poca intensidad para uso industrial y médico que se produce en las pruebas nucleares y en las plantas de energía atómica.
Flota contaminante
Por otra parte, una flota de trece barcos obsoletos y muy contaminantes -transportan amianto, aceite y otros productos dañinos- tiene previsto zarpar desde Estados Unidos en dirección a Teesside (Reino Unido) a finales de mes, por lo que los expertos temen que se produzca un desastre medioambiental, según denunció ayer el periódico británico «The Guardian».
Hace siete años, el ex presidente de EE.UU. Bill Clinton dictó una norma para que los barcos estadounidenses de la «flota fantasma» -compuesta por 120 naves destartaladas- no pudieran viajar a países desarrollados a causa del alto riesgo de polución y vertidos tóxicos, que pueden poner en riesgo hasta las vidas de los propios marineros.
Sin embargo, una empresa británica, dice el diario, firmó un acuerdo valorado en 17 millones de dólares en el que se compromete a desmantelar las naves más frágiles cerca de Hartlepool (Reino Unido).
El estado de los barcos es tan precario que el traslado sólo podrá tener éxito si se realiza a finales de este mes, antes de las tormentas de otoño en el Atlántico. Un experto en salvamento estadounidense, que examinó la mayoría de las naves incluidas en el contrato, aseguró al diario que existe el riesgo de que algunos navíos se partan al llegar a Teesside.