Los Pirineos y los Alpes, las cordilleras más afectadas por la acción humana

Un estudio revela que todavía se desconocen las causas biológicas de la biodiversidad en las montañas
Por EROSKI Consumer 9 de mayo de 2008

Después de estudiar 13 sistemas montañosos de todo el mundo, desde el Himalaya a las Rocosas, y 460 artículos sobre biodiversidad en las montañas, un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha concluido, en colaboración con biólogos de la Universidad de Copenhague, que la intensa transformación que han sufrido los hábitat de montaña debido a la acción humana ha reducido de forma muy significativa el papel que han jugado estos ecosistemas como laboratorios naturales para conocer las causas biológicas de la distribución de la diversidad de las especies.

«Varias hipótesis han sido propuestas para explicar cómo cambia el número de especies desde las zonas más bajas de las montañas hasta la cumbre, aunque no se ha llegado a un acuerdo. Los humanos, al impactar con más intensidad en las zonas bajas de las montañas, han forzado a los científicos a estudiar sólo las zonas más naturales de estos hábitat, lo que ha inducido a error en muchos estudios», explicó David Nogués, investigador del CSIC y primer autor del estudio, que se publica en el último número de la revista «Nature». Y es que todavía no se conocen las causas biológicas de la biodiversidad en las montañas, añadió el investigador.

Según el estudio, las que mayor presión antrópica han sufrido de todas las estudiadas han sido las cordilleras europeas, como los Pirineos y los Alpes, sobre todo en las zonas del fondo de los valles. Por el contrario, las que menor impacto humano han soportado se encuentran en Papúa Nueva Guinea, cubiertas por frondosas selvas tropicales. «Un ejemplo del escaso impacto humano en estas montañas, es que se siguen encontrando nuevas especies de vertebrados cada año, anteriormente desconocidos para la ciencia», apuntó el científico.

Para explicar el cambio del número de especies en las zonas más bajas y altas de las montañas se ha venido recurriendo a dos hipótesis. «Uno de los patrones generales es un descenso del número de especies desde las zonas más bajas hacia las más altas de las montañas. El segundo de los patrones muestra un mayor número de especies en altitudes intermedias, y menos especies en las zonas más bajas y las más altas», explicó otro de los coautores del estudio, Miguel Araújo, director del Laboratorio de Biodiversidad y Cambio Global del CSIC. No obstante, la significación biológica de los dos patrones explicativos está en duda porque de los 460 artículos sobre este tema analizados en el estudio, sólo 12 habían sido desarrollados en gradientes altitudinales completos y en cordilleras escasamente impactadas por los humanos, añadió el experto.

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