Alemania produce 150 veces más biogás que España con un potencial parecido. Por datos como este, el sector de la biomasa en España ha decidido unirse en torno a la nueva plataforma Probiomasa. Uno de sus principales impulsores, Manuel García Pardo, destaca el escaso desarrollo de esta energía renovable, a pesar de sus grandes ventajas medioambientales, económicas y sociales, tanto para el país como para los consumidores. El también presidente de APPA Biomasa ofrece otras cifras sobre las posibilidades de la biomasa: se podrían generar 32.500 empleos si se construyeran las plantas en proyecto o el Estado podría ahorrar 840 millones de euros en concepto de derechos de emisión de CO2 si cumpliera el Plan de Energías Renovables.
La biomasa es el conjunto de los residuos orgánicos que genera la sociedad, desde los de la bolsa de basura del consumidor hasta los residuos agrícolas, ganaderos o forestales.
“La biomasa es la energía renovable que más empleos y riqueza genera en el medio rural”La biomasa tiene unas potencialidades económicas y sociales muy importantes. Es la energía renovable que más empleos y riqueza genera en el medio rural, la que más impuestos paga, la que mayores retornos fiscales aporta por unidad producida y la que mayores beneficios medioambientales induce. Es 100% gestionable y, por ello, es la que mayor estabilidad aporta al sistema eléctrico al no incidir en el déficit de tarifa.
El consumidor puede obtener energía de la biomasa tanto eléctrica como térmica. Esta última, en concreto, puede instalarla en su propia casa y con ella notará desde el primer momento un gran ahorro en su factura energética.
Nuestro potencial es comparable al de Alemania, con una cabaña ganadera similar a la nuestra. Pero mientras allí hay instalados unos 3.000 megavatios (MW) de biogás, en España hay menos de 20 MW en plantas de biogás agroganadero. En los principales países de la UE la biomasa es una fuente de energía renovable indiscutida y prioritaria. En España es aún más insólito el olvido que sufre este sector, puesto que generamos mayor cantidad de biomasa por habitante que la mayoría de los países comunitarios. El desarrollo del biogás en nuestro país está muy lejos de lo que podría ser si se fomentara de forma adecuada.
“En nuestra sociedad se olvida a menudo que sin el desarrollo rural no se cubrirían de forma adecuada muchas necesidades básicas de los ciudadanos”La razón de su marginalidad se sustenta en dos factores. Uno, que la biomasa es tratada en plantas de mediano y pequeño tamaño, ubicadas cerca de donde se produce una cantidad suficiente, procedente del campo o del monte. El segundo es que, en nuestra sociedad, nuestros políticos y la opinión pública, predomina la consideración urbana sobre la rural. Se olvida a menudo que sin el desarrollo rural no se cubrirían de forma adecuada muchas necesidades básicas de los ciudadanos, como la alimentación. Hay que superar esta visión miope.
La obtención de energía de las biomasas no presenta ninguna dificultad especial desde el punto de vista de la tecnología. Hay probadas y en operación muchas plantas que funcionan a la perfección, en su mayoría españolas.
Hay suficientes plantas en proyecto, en algunos casos muy avanzadas, para instalar 831,8 MW más producidos por biomasa. Un análisis de Analistas Financieros Internacionales (AFI) concluye que la actividad directa de estas plantas en proyecto, si se construyeran, generaría 32.500 puestos de trabajo, 1.300 nuevos empleos y 9.919 indirectos en su operación y mantenimiento, además de un balance positivo para el Estado de más de 72 millones de euros.
Además de los ya señalados, hay que recordar que España debe hacer un elevado desembolso para comprar derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2). Si el objetivo del Plan de Energías Renovables 2011-2020 en relación con las biomasas se cumpliera, el Estado podría ahorrar unos 840 millones de euros. Evitaría la enésima desviación al alza del gasto público y permitiría nueva actividad que generaría de modo inmediato empleo en el medio rural, agrícola, forestal y ganadero.
Por otra parte, en su inmensa mayoría los residuos de biomasa son tóxicos si no se tratan de forma adecuada, se destruyen de forma incontrolada o se abandonan: generan importantes emisiones de gases de efecto invernadero, provocan a menudo incendios incontrolados, contaminan acuíferos y terrenos y producen plagas y contagios cuyo coste social y económico es muy elevado o incluso inasumible.
El desarrollo de la biomasa en España necesita, como ha ocurrido en todos los países desarrollados del mundo, un marco normativo y retributivo acorde con su importancia social y medioambiental. Y también que se consideren de forma correcta todos sus beneficios, de modo que se incluyan en el balance todas las externalidades positivas que genera.