Defender el medio ambiente, luchar para evitar la destrucción de recursos naturales básicos como la tierra o el agua, es cada vez más peligroso y, en ocasiones, mortal. Amnistía Internacional ha documentado el aumento de los ataques a activistas ambientales en los últimos años en países de todo el planeta como Brasil, Ecuador, India, China, Nigeria o Sudáfrica. Manuel Sobrino, responsable del Área de Trabajo con y por Personas en Riesgo de esta ONG, señala que algunos casos quedan impunes, y por ello, reclama la colaboración de los ciudadanos para que se conozcan y se pueda presionar para hacerlos frente.
La situación de los defensores de los derechos humanos y el medio ambiente ha empeorado en los últimos años. Cada vez hay más ambientalistas que sufren hostigamientos. Tenemos documentadas diferentes violaciones de derechos humanos contra estas personas en diferentes ámbitos, ambientalistas, blogueros, periodistas, sindicalistas, etc.
“En Brasil, donde hemos documentado más ataques a activistas ambientales, la situación es preocupante”Aunque las situaciones son dispares según los países, sobre todo se ha incrementado por cuestiones de acceso a la tierra y explotación de los recursos naturales. Nosotros hemos hecho hincapié en Brasil, donde hemos tenido constancia de más casos. En este país se han producido al menos 20 asesinatos de activistas ambientalistas entre 2011 y 2012, y es muy probable que haya muchos más casos que no hemos podido constatar. La situación es preocupante, y sabemos que se siguen produciendo esas agresiones y hostigamientos.
Los defensores ambientales reciben primero amenazas, “avisos”, para que paren su actividad, tanto contra ellos como contra su familia. Si continúan, algunos de ellos acaban incluso asesinados, torturados, etc. Esta forma de actuar no solo se produce en América, sino en otras partes del mundo. En algunas ocasiones, los defensores ambientales no tienen más remedio que renunciar a su actividad. En otras, por convicción o porque no les queda más remedio, cuando defienden su tierra, su hogar, sus recursos naturales, porque sin ellos están igualmente condenados a morir, continúan su actividad y acaban falleciendo.
No disponemos de datos para señalar qué país es más peligroso que otro. La situación es dispar. En América, tenemos más información de países como Brasil o Ecuador. En ellos hay una defensa por parte de la población de sus recursos, sobre todo comunidades indígenas, y hay intereses de empresas extranjeras que quieren explotarlos.
También tenemos constancia de que en diferentes sitios de Asia la situación es preocupante. En países como India, Vietnam, Camboya, China o Nyanmar (Birmania) sabemos de muertes de defensores ambientalistas por diferentes situaciones. En África se podrían citar a Nigeria, en concreto el Delta del Niger, o Sudáfrica, donde el año pasado se disparó a un ambientalista después de presentar una denuncia al defensor del pueblo. En Azerbaiyán se silenció en el festival de Eurovisión todo tipo de protestas, incluidas las de activistas ambientales.
Manejamos tres grupos diferentes: el Estado, las fuerzas de seguridad, el ejército, el grupo más dramático por ser quienes tendrían que hacer valer los derechos humanos en su país; los paramilitares, sobre todo en Sudamérica y Asia; y las bandas criminales, la delincuencia organizada.
Algunos por desgracia quedan impunes. Aunque los defensores ambientales tienen diferentes vías a las que acudir para denunciar las agresiones y proteger sus derechos, tanto a nivel local como internacional, son procesos lentos. Hemos documentado casos no resueltos, silenciados, etc.
“Algunos ataques a activistas ambientales por desgracia quedan impunes”Nosotros pedimos que se reconozca a estos defensores como actores legítimos para defender el medio ambiente. Asimismo, pedimos que en estos países donde se hostiga a los ambientalistas el Estado amplíe los mecanismos para que puedan defender sus recursos y, en general, el medio ambiente. También hay que decir que estos defensores tienen cada vez más voz. Hay diferentes instituciones y organizaciones que velan por los derechos de estos defensores.
Nosotros no tenemos constancia, pero tampoco podemos afirmar que no se produzcan.
Nosotros como organización internacional tenemos la experiencia de que podemos hacer mucho por personas que están en otras partes del mundo. Lo principal es darlo a conocer, que la opinión pública sepa los casos de estos activistas ambientales, para luego exigir a nuestros gobiernos que hagan algo, que en sus reuniones internacionales manifiesten públicamente su rechazo a estas situaciones.
Apoyar la labor de ONG como Amnistía Internacional, hacer presión con el envío de cartas, en las redes sociales, etc., para hacernos oír y que estos delitos no queden impunes. Como decimos nosotros, el mundo puede cambiar, pero no va a cambiar solo: está en nuestra mano ayudar a estas personas que en otras partes del mundo luchan por defender el medio ambiente.