La muerte masiva de peces por falta de oxígeno en las aguas del Mar Menor fue noticia de portada a finales de agosto. Y aunque ahora casi no se hable de ello, el problema no se ha resueltoY tardará en hacerlo, según los expertos de WWF. El Mar Menor seguirá siendo una sopa marrón mientras no se controlen la superficie en regadío y los cultivos ilegales que rodean y asfixian la mayor laguna salada de Europa.
Cuentan las personas que han veraneado en el Mar Menor que hasta hace poco era habitual bañarse entre caballitos de mar y que, incluso, estos pequeños animales se te enroscaban en los dedos. La laguna litoral era el destino perfecto para familias, el agua era limpia, templada, tranquila y permitía descubrir poco a poco la gran variedad de la vida marina. En el Mar Menor se podían encontrar nacras, unos moluscos muy amenazados por el cambio climático; viajeras anguilas, codiciadas en los mercados asiáticos porque se las considera una exquisitez; o langostinos, porque esta laguna es además fuente de empleo de varias familias de pescadores.
Pero en los últimos tiempos el Mar Menor se ha hecho famoso por otros motivos. Ya en 2016, WWF y la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE), una organización local que trabaja en la defensa del medio ambiente murciano desde hace décadas, denunciamos que se estaba convirtiendo en una “sopa verde”. La causa principal era la cantidad de nitratos que estaban llegando a la laguna desde los cercanos cultivos del Campo de Cartagena. Ese “alimento” químico engorda al fitoplancton, que crece de manera exagerada respirando gran cantidad de oxígeno e impidiendo el paso de la luz a las plantas del fondo de la laguna, que no pueden hacer la fotosíntesis y por lo tanto tampoco oxigenan la laguna. Este proceso, llamado eutrofización, está ocurriendo desde hace décadas, pero en 2016, cuando los mecanismos de regulación del Mar Menor no pudieron más, el ecosistema colapsó, convirtiéndose en la mencionada sopa verde. Entonces ya saltaron las alarmas.
Segunda muerte masiva de peces en dos años
Aun así, a los tres años (octubre de 2019), un mes después de las lluvias torrenciales que provocó una DANA en la zona, se registró el primer episodio masivo de peces muertos en el Mar Menor. Era muy difícil ignorar esas imágenes, que dieron la vuelta al mundo, y se anunciaron medidas. Entre ellas, la Asamblea murciana llegó a aprobar la Ley de Protección y Recuperación del Mar Menor. También se implicó el Gobierno central.
Pero las medidas no han sido suficientes, como demuestra el hecho de que en agosto de 2021 se haya registrado el segundo episodio de muerte masiva de peces por anoxia, por falta de oxígeno.
Imagen: Pedro García/Anse
Y seguirá pasando mientras no se corte el problema de raíz y se eliminen las 8.500 hectáreas de cultivos de regadío ilegal del Campo de Cartagena. Por eso es necesario que el Gobierno murciano ponga en marcha el Consejo de Participación que recoge la citada ley de protección del Mar Menor y que debería estar gestionado de manera conjunta con el Ministerio para la Transición Ecológica. Además, debería constituirse un nuevo Comité Científico, con un representante elegido por acuerdo, procedente de un centro externo e independiente y con suficiente experiencia en gestión y recuperación de humedales costeros.
No más veneno al Mar Menor
Quizá las autoridades no han reaccionado con mucha eficacia, pero la sociedad civil sí lo ha hecho. Las personas que viven y trabajan en la zona, y muchas otras que han veraneado allí o que, en general, están preocupadas por el desastre en la mayor laguna litoral del Mediterráneo, están promoviendo una Iniciativa de Legislación Popular para que el Mar Menor sea reconocido como persona jurídica y tenga así reconocidos sus plenos derechos.
Por nuestra parte, desde WWF hemos lanzado la campaña “No más veneno al Mar Menor” para informar sobre las causas de este problema y animar a las personas preocupadas por la situación a que pidan a las administraciones que salven la mayor laguna salada de Europa.
Y en las próximas semanas también se espera que haya movilizaciones para pedir una protección real para el Mar Menor.
Pero tú también tienes mucho que decir como persona que hace la compra, elige sus productos y se preocupa por el medio ambiente y por la situación de quienes se dedican a la agricultura. El problema del Mar Menor deriva de los cultivos ilegales, por lo que vamos a hablar con distribuidores de alimentación para que trabajen con agricultores que respeten las normas y no constituyan una competencia desleal para los demás. A través de procesos de certificación adecuados se podrá constatar que el origen del producto que compramos es legal, y eso reforzará a quien hace las cosas bien y, de paso, al muy castigado Mar Menor.