Más de 190 países se reúnen desde hoy y hasta el próximo 10 de diciembre en Cancún (México) para buscar nuevos compromisos en la lucha contra el cambio climático e intentar olvidar lo sucedido en Copenhague (Dinamarca), ya que un nuevo fracaso correría el riesgo de asestar un golpe fatal al proceso de negociaciones lanzado hace 18 años en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De la cita en Copenhague de hace un año se esperaba un acuerdo global y ambicioso sobre la era posterior a 2012, cuando terminará el primer periodo de compromiso del Protocolo de Kioto que limita las emisiones de gases con efecto de invernadero de los países industrializados. Sin embargo, la conferencia rozó el desastre y dio a luz un acuerdo mínimo que fija como objetivo limitar el calentamiento a dos grados, pero sin calendario y sin alusiones sobre los medios.
Si se produjera un nuevo fracaso debido a la complejidad de las negociaciones entre tantos países, algunos mandatarios se orientarían entonces hacia audiencias más restringidas como el G20, lo que dejaría fuera a un gran número de países en desarrollo, según temen los defensores del proceso de la ONU. Por ello, negociadores y responsables de la ONU han reducido las ambiciones para Cancún y repiten desde hace meses que no se debe esperar el acuerdo definitivo que marcará una nueva etapa en la lucha contra el cambio climático.
«Una cosa que los países aprendieron de Copenhague es que una solución global y que resolvería todo no existe», declaró recientemente la responsable del clima en la ONU, Christiana Figueres. Al contrario que en la cita danesa, no se espera que lleguen jefes de Estado para firmar el texto final, que se rubricará a nivel ministerial. «Si hay un éxito en Cancún, será un éxito modesto, inclusive un acuerdo de fachada, sobre elementos provisionales y parciales», pero que abriría la vía «a un acuerdo un poco más importante» en Durbán el año próximo, resumió el embajador francés del clima, Brice Lalonde.
Se estima que es posible que haya avances en aspectos como la lucha contra la deforestación o la creación de un fondo verde, por el cual debe transitar una parte de los 100.000 millones de dólares anuales prometidos de aquí a 2020 a los países más pobres, aunque ello no está garantizado en la cumbre de Cancún. Estados Unidos y China, los dos grandes actores de estas negociaciones y principales emisores de CO2, salieron de la última reunión preparatoria de Tianjin, en octubre, con acusaciones mutuas de bloquear las negociaciones.